El segundo y el tercer partido tras las elecciones andaluzas, PP y Ciudadanos, han sellado un acuerdo programático para gobernar Andalucía. El acuerdo se estructura en ochenta apartados y contempla medidas para los cien primeros días de Gobierno, además de incorporar algunas decisiones con las que el PP no parecía dispuesto a transigir, como la eliminación de los aforamientos a los políticos andaluces, muy parecida a la que ya se establece en el Estatuto de Autonomía de Canarias.

El acuerdo, muy deudor del programa electoral de Ciudadanos, plantea reducción de impuestos, desaparición del de Sucesiones, apuesta por los autónomos, y establece medidas muy potentes en contra de la corrupción, algunas que afectarán directamente a cargos electos del PP. Sin embargo el acuerdo no contempla aún en esta primera fase ni el reparto del Gobierno ni nada relativo a la composición de los órganos parlamentarios, quizá porque no cuenta con los votos suficientes para que prospere, y no es tampoco cuestión de ir quemando a nadie antes de tiempo?

De hecho, para que pueda producirse la investidura, el acuerdo requiere del voto de Vox, pero a Vox en el programa no se le da chance alguno, más bien todo lo contrario: muchas de las medidas que contempla son beligerantemente contrarias a aspectos clave del programa de la nueva ultraderecha: PP y Ciudadanos han decidido blindar todos los aspectos relativos a política de género e igualdad que fueron aprobadas en la anterior legislatura andaluza, y plantean un nuevo pacto sobre violencia machista, incompatible con la posición de Vox, partido que quiere suspender la Ley contra la violencia contra las mujeres. Tampoco encaja con la intención de Vox la protección de las competencias autonómicas, que el PP y Ciudadanos se han comprometido a mantener en su acuerdo. Vox quiere eliminar las comunidades autónomas, y en su programa andaluz propuso la devolución de las competencias en Educación y Sanidad al Estado, lo que exigiría modificar el Estatuto, y someter esa modificación a referéndum.

Viendo el acuerdo entre el PP y Ciudadanos, parece evidente que Ciudadanos ha colocado el listón muy alto y que va a resultar muy complicado que Vox apoye este acuerdo si no se producen modificaciones. Ciudadanos ya ha dejado claro que no va a negociar con la ultraderecha que ellos definen como "populista", para situarla en el mapa político como un reflejo especular del podemismo. Quizá lo que se pretende es colocar la pelota de la gobernabilidad de Andalucía sobre el tejado PSOE. O provocar una repetición de las elecciones.

Sea lo que sea, este elaborado acuerdo programático es sólo la primera etapa de una carrera en la que veremos muchas idas y vueltas antes de que se llegue a producir el desalojo de Susana Díaz. Y de sus tres mil empleados digitales.