Nos engañan de nuevo: una enmienda del PSOE y Nueva Canarias al artículo del Estatuto de Autonomía que establece cuántos diputados debe haber en el Parlamento de Canarias, apoyada después por el PP, ha ampliado hasta 75 escaños los que establecerá el futuro Estatuto como tope. La propuesta fue incorporada al texto por la ponencia que se reúne estos días en el Congreso, provocando una dura polémica y la amenaza de Coalición Canaria y de Ciudadanos de romper el consenso en relación con la reforma estatutaria. Ana Oramas anunció que presentará un voto particular contra esa medida y que el texto que se apruebe en las Cortes volverá a pasar por la Cámara regional, dados los cambios de calado que se están produciendo en su tramitación en el Congreso. También Melisa Rodríguez, de Ciudadanos, anunció la presentación de un voto particular, porque, según dijo, "la subida de diputados es una estafa a los canarios".

En realidad lo que se votó ayer no establece que el Parlamento vaya a tener necesariamente 75 diputados en la próxima legislatura. Lo que plantea es que podrá tener entre 50 y 75 diputados, sin predeterminar cuál será la cifra final, que en las negociaciones de la reforma de la normativa electoral quedó establecida en 70 diputados por la mayoría. Pero todo hace pensar que lo que se pretende por parte de los grupos proponentes es poder alcanzar la parte más alta de la horquilla -75- para que los partidos tradicionales no pierdan representación como consecuencia de la incorporación al Parlamento regional de los nuevos partidos. Podemos ya está en el Parlamento de Canarias, pero Ciudadanos quedó fuera esta legislatura por la aplicación de los topes electorales, que evitaron que el partido de Rivera lograra entrar con dos diputados, uno que habría perdido Nueva Canarias, y otro que habría perdido el PSOE. Ahora se prevé que la incorporación de Ciudadanos reste algunos diputados más, que perderían los partidos tradicionales. Ampliando a 75 los diputados de la Cámara canaria, los viejos partidos no perderían tantos escaños.

Pero eso es un engaño: supone aumentar hasta un 25 por ciento el coste de funcionamiento de la Cámara canaria, en un momento en el que somos muchos los que nos preguntamos si el dinero que gastamos en mantener la superestructura que nos gobierna es mucho, poco o el necesario. A juzgar por los resultados de un Parlamento incapaz de ponerse de acuerdo en asuntos fundamentales, cada vez hay más gente que considera que lo que se gasta en señorías -igual que lo que se gasta en el Gobierno- es demasiado dinero.

El compromiso de ampliar el Parlamento de 60 a 70 diputados para incorporar una lista regional que mejorara la representación ya provocó rechazos y abandonos del consenso, el último el de Podemos, que se ha desmarcado de la reforma. Ahora tres partidos -los dos partidos tradicionales del bipartidismo, PSOE y PP, y el principal perjudicado por la desaparición de los topes, Nueva Canarias- se ponen de acuerdo en Madrid para colarnos de rondón una propuesta que es básicamente rechazada por la mayoría y cuyo objetivo final parece ser mantener en el puesto a los mismos diputados por partido que hay ahora.

Personalmente creo que es otra golfada.