Un recurrente clásico preelectoral: Coalición Canaria y Nueva Canarias tantean un matrimonio de conveniencia para las próximas elecciones regionales. Un reparto de territorios y poderes que pacifique el muy revuelto espacio político nacionalista, y permita a los dos partidos hacer frente al impacto que se espera que puede llegar a tener la irrupción de Ciudadanos en el escenario de la política regional.

Nueva Canarias consiguió en las pasadas elecciones regionales un diputado más de los que le correspondían en Gran Canaria, como resultado de la aplicación del bloqueo a Ciudadanos por los topes electorales. Con 24.573 votos, sin los topes, a Ciudadanos le habría correspondido en 2015 el diputado número 11, y Nueva Canarias habría perdido su cuarto diputado en la isla, el número 15. Con 23.428 votos en Tenerife, también le habría correspondido a Ciudadanos el diputado número 11 en la circunscripción tinerfeña, y Coalición Canaria habría perdido el diputado número 15. Con las previsiones actuales, desaparezcan o no los topes electorales, y sin considerar siquiera el efecto de una lista regional, la incorporación de Ciudadanos al Parlamento puede resultar dramática para el PP -con un electorado preparado para dar el salto al nuevo centroderecha- y muy duro para los nacionalistas de Coalición y Nueva Canarias, especialmente en las dos islas capitalinas.

Ese es uno de los motivos para el cambio en la estrategia de los dos partidos nacionalistas, que -en los últimos meses- han mantenido varias reuniones, auspiciadas por el secretario insular de Asamblea Majorera, Mario Cabrera, y por José Miguel Barragán. AM se ha definido siempre como una fuerza política adscrita al nacionalismo progresista, y en 2005, cuando se produjo la ruptura de Coalición Canaria y Rodríguez fundó Nueva Canarias, la decisión de los majoreros de mantenerse en Coalición supuso un serio revés para los que se escindieron. Pero Asamblea siempre ha mantenido muy buenas relaciones con Nueva Canarias y con Román Rodríguez, y sus dirigentes son claramente partidarios de un acuerdo, que permitiría a los nacionalistas mantenerse como primera fuerza política en el Parlamento regional, en número de escaños y probablemente de votos. Los principales impedimentos para la materialización de esa aproximación entre ambas fuerzas nacionalistas son la resistencia de Antonio Morales a cualquier acuerdo, y la posición de Rodríguez, que exige que Coalición renuncie a presentar a Fernando Clavijo a la reelección a la Presidencia del Gobierno y se comprometa a optar por un candidato grancanario. Un candidato que sería obviamente él.

La propuesta es mayoritariamente rechazada en Tenerife, pero en el entorno de Clavijo se asegura que el actual presidente no se opondrá a la unidad nacionalista -que conviene a ambos partidos en las elecciones regionales y necesita Nueva Canarias en las legislativas-. Al contrario que la mayoría de sus colegas de Tenerife, Clavijo ha dicho que aceptaría volver a los tiempos de la alternancia, y apoyaría un candidato grancanario -en la línea de lo manifestado por Manuel Hermoso en los últimos años-, pero no que ese candidato sea Rodríguez. Al parecer, Clavijo cree que Rodríguez -que se incorporó a Coalición en 1991 y dos años después era Director General del Gobierno de Canarias- lleva demasiado en política. Cree Clavijo que si él renuncia a la reelección, su relevo debería ser asumido por alguien más joven y con menos pasado a sus espaldas. Quizá una mujer. No sé yo si en Nueva Canarias estarían de acuerdo en que la senadora María José López Santana sería una espléndida candidata.