El alcalde de Firgas, ''Manolín'' Báez, prácticamente desaparecido desde hace algo más de una semanas, reconoció finalmente ayer que suplantó a su hijo Himar, abogado de 28 años, en la primera prueba para las oposiciones al Cuerpo Superior de Administradores Generales, el más alto rango de funcionarios de la Comunidad Autónoma de Canarias. El alcalde Manolín, haciéndose pasar por su vástago, se coló en los exámenes celebrados en la Escuela de Arquitectura de Tafira el 16 de diciembre pasado, según el mismo ha dicho, sin consentimiento de su hijo, que había desistido de presentarse porque no estaba suficientemente preparado. Tres días después, el día 19, el alcalde Báez presentó su dimisión a seguir en la Alcaldía, cuando aún no se conocía esta absurda historia y desapareció.

Es difícil entender qué puede llevar a una persona en su sano juicio, conocida por mucha gente, con escasa preparación en Derecho Administrativo, más allá de su experiencia como alcalde, a presentarse a un examen en nombre de su hijo, asumiendo el riesgo de ser descubierto, avergonzado públicamente y denunciado ante los tribunales, no solo por suplantación, sino también por falsificación de documento público. En el entorno de Manolín Báez -el único alcalde de Coalición Canaria en Gran Canaria-, entre los muy escasos colegas y compañeros que no han intentado borrar el rastro de pasadas amistades o relaciones partidarias, se explica que el hombre arrastra desde hace más de un año una dramática ruptura conyugal, que vive de prestado en casa de una familiar, y que estaba trastornado por esa situación y obsesionado por demostrar a su hijo y a su exesposa que para él la familia es lo más importante. Su mujer le había exigido que abandonara la política y que ayudara a su hijo a labrarse un camino, y el alcalde, tras intentar convencer en vano a su hijo para que hiciera el examen -al parecer, todos los que completaran las pruebas pasarían a formar parte de la bolsa de empleo de la administración canaria, para contratación de interinos- se coló él mismo a hacerlo. Probablemente no pensó en la posibilidad de tropezarse con nadie que pudiera reconocerle, pero efectivamente, eso fue lo que ocurrió. Cuando estaba a punto de pasar a examinarse se encontró con Rubén Fontes, ex secretario de organización de Coalición Canaria en Gran Canaria, un antiguo hombre de confianza de Paulino Rivero, que fue quien confirmó la información adelantada por un medio digital. Báez presentó su renuncia a la Alcaldía, sin consultarlo con nadie, el día 19, y luego desapareció del mapa. Antes de que se supiera la historia del examen, su partido le convenció de que retirara la renuncia hasta que se pactara un sustituto con el PSOE, y eso hizo el pasado martes, aunque ayer, tras hacerse público el escándalo, volvió a renunciar a la Alcaldía, a su acta de concejal y a su militancia coalicionera.

A veces alguien puede hacer cosas disparatadas, absurdas, locas o criminales, e incluso todo eso a la vez. Porque uno cree que va a salirle bien, para probarse algo a sí mismo, para demostrarle algo a alguien o porque directamente ha perdido el oremus. Pero en este caso, no podía de ninguna manera salir bien. Comprendo que un tipo que ha perdido a su familia, su vida, su casa y sus recursos pueda cometer un dislate. Comprendo a quienes dicen que lo hizo por su hijo. Pero todos los que se presentaron eran también hijos de alguien. De gene que no se saltó las reglas. Por ellos, hay que seguir este asunto hasta el mismo final, averiguar si las versión que ahora se ofrece es real, si Báez se chifló o si se había puesto de acuerdo con alguien. Porque cualquier lectura que se haga del asunto es confusa y extraña. Tan extraña como el rol de Fontes en toda esta rocambolesca historia.