Nino Díaz, excoordinador del Festival de Música de Canarias, el hombre que condujo al Festival a su peor desastre y acabó por provocar incluso la destitución de la consejera de Turismo, se ha convertido en protagonista involuntario de otro escandalete más, esta vez relacionado con la contratación de un grupo en el que participa su hija, para un concierto en la edición 2018 del Festival. No se trata aquí de iniciar una causa general: si la chica se dedica a esto y es buena, no debería ser un obstáculo para que sea contratada el que su padre haya sido director del Festival. A veces llevamos la vigilancia y la intransigencia hasta extremos excesivos, fruto de la desconfianza producida por abusos reiterados.

Pero en este caso lo que ocurre es que la historia que Nino Díaz ha contado no se sostiene: Díaz ha explicado en los medios que no tuvo nada de nada que ver con la incorporación de su hija a la programación del Festival 2018, y que si él hubiera continuado como responsable del Festival, su hija o cualquier grupo con el que ella tuviera algo que ver nunca habría participado en el festival.

Pero eso no es exactamente así, la película es muy otra: cuando Nino Díaz fue cesado de sus responsabilidades como director del Festival, dejó cerrados varios contratos. Díaz ha asegurado que solo fueron los de algunos de las grandes orquestas internacionales. Esa afirmación ha sido desmentida por los actuales gestores del Festival en un comunicado oficial. También quedaron contratados para 2018 otros conciertos, y entre ellos el del Cuarteto Klengel, un grupo de cuatro violonchelistas que había funcionado previamente como trío, integrado por tres músicos de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Muy poco antes de ser contratado para participar en la edición del Festival de este próximo año, y tras reunirse con Nino Díaz, el entonces conocido como Trío Limmer se transformó en Cuarteto Klengen, incorporando a un nuevo músico, a una estudiante del conservatorio de Maastrich, en los Países Bajos, que resulta ser Judit Díaz, hija del en aquel entonces coordinador del festival. El trío se convirtió en cuartero, y no tuvieron tiempo de hacerse siquiera una foto. En efecto, algún colega de la Filarmónica ha asegurado que los tres violonchelistas originales, Jacek Lublinecki, Piroska Doughty y Darius Wasiota, no han actuado jamás con Judit Díaz, y que es por eso por lo que no han podido aportar una mísera foto del cuarteto para colocar en la página web del festival.

La expansión del trío que se convirtió en cuarteto y consiguió ser contratado para actuar en el 2018 supone así una flagrante contradicción de las afirmaciones de Nino Díaz sobre sus estrictos "códigos morales", su neutralidad y su absoluta ausencia de nepotismo. Más bien, el polémico Díaz ha aplicado en este caso otro axioma, que es el que asegura que "la familia que toca unida unida permanece".

En fin, otra más del "músico del pueblo". Y las que se irán sabiendo.