El balance de este año es "muy positivo, más incluso de lo esperado. Ha valido la pena". Así resume Lorenzo Cabello, encargado de La Garriga, el tiempo transcurrido (octubre de 2016 a octubre de 2017) desde la mudanza del número 24 al 17 de la calle Pérez Galdós de un bar cafetería emblemático en Santa Cruz que para los chicharreros es algo más que eso: La Garriga. Todas las dudas han quedado despejadas por "el calor y el cariño de la gente", dice Lorenzo, quien añade: "Todos los que han venido, y son miles, han podido comprobar que la receta del bocata de tortilla -el producto estrella- es la de siempre. Eso sí, con el paso de 80 a 195 metros, doble plantilla y doble gasto, pero con la confianza de la gente". Lo demuestran los 600 bocadillos de media diaria cuando aún no ha empezado la temporada alta: Navidad, Reyes y Carnaval. Lorenzo -en nombre de sus diez compañeros, José, Máximo, Chamo, Cristina, Grima, Yaya, Sioni, Sagrario, Sonia y la última incorporación, Silvana, concluye: "El mismo panadero, la misma receta de la tortilla, la misma manera de partir la carne... El único cambio ha sido el butano por el propano".