La presidenta del Cabildo de El Hierro, Belén Allende, desmintió ayer las informaciones publicadas sobre una supuesta desatención por parte de la Televisión Canaria de los actos de la bajada de la Virgen en su isla. Allende agradeció el esfuerzo de cobertura realizado por la tele, y censuró al ''Diario de Avisos'', que difundió la información acusando a la tele de no haberse ocupado de la Bajada. En realidad, no es la primera vez que el ''Diario de Avisos'' señala a la Televisión Canaria y al presidente del Ente, Santiago Negrín, como responsables de todos los desaguisados y trapisondas inimaginables. Llevan haciéndolo casi dos años, desde que Negrín, según él mismo ha denunciado en sede parlamentaria, se negara a aceptar las presiones de Plató del Atlántico, empresa propietaria del ''Diario'', para que el Ente renovara los suculentos contratos que esta productora mantenía en la época de Willy García. Desde entonces, y con la inestimable colaboración de la consejera por el PSOE, María Lorenzo, y de algún dirigente de la oposición, Santiago Negrín ha sido sometido a una de las campañas de desprestigio más feroces que se recuerdan contra nadie en esta región.

No es exagerado: a Negrín se le ha acusado sistemáticamente desde hace dos años, y prácticamente todos los días, en distintos foros vinculados de una forma u otra a Plató del Atlántico, de ser un incompetente, un borracho, un gandul, de dejarse manejar por el Gobierno, de ocultar datos al Parlamento -ante el que ha rendido cuentas en dos años al menos una veintena de veces-, de malgastar sin control ni reparo el dinero público -cuando ha administrado sin excesos el presupuesto más escaso de la historia de la televisión canaria-, de pagarse sueldos y canonjías sin cuento -es el presidente del Consejo con el salario más bajo de la historia-, de contratar a dedo, cuando no ha habido una sola decisión de su etapa que no haya sido sometida a la consideración del Consejo Rector y aprobada por sus dos tercios. Los ataques contra Negrín empezaron ya en el minuto uno de su mandato, y han venido acompañados de insultos, amenazas y mentiras, la última y más grave, la de María Lorenzo al asegurar falsamente que asumió las funciones de secretario del Consejo para poder sacar adelante un nombramiento, algo total y absolutamente mendaz, como prueba el acta de la reunión, firmada por el secretario accidental, Alberto Padrón.

La política es a veces muy destructiva, pero lo que se intenta hacer con Negrín -nombrado irrevocablemente por el Parlamento para presidir el Ente entre tres y seis años, precisamente para preservar su independencia- es una bellaquería y una vergüenza. Pero lo que sorprende no es la vileza de quienes se sienten dañados por su rechazo a pagarse ''protección'' e inmunidad con dinero público. Lo que sorprende es que muchos de los partidos y dirigentes políticos que miraron para otro lado mientras Willy García convertía la televisión en una fábrica de sinecuras y derechos de pernada, se sumen ahora encantados y sin remordimientos a esta kermesse de destrucción ''ad hominem'' contra un periodista independiente y honesto, que puede tener más o menos capacidad, más o menos aciertos, pero que ha demostrado en todos los sitios donde ha trabajado ser un tipo honrado y decente.