Muchas horas de entreno, paciencia y compenetración entre el hombre (o la mujer) y el perro, su perro. Son las bases del Agility, casi más una forma de vida que un deporte que gana adeptos cada día en Canarias. El municipio de Los Realejos, en el Norte de Tenerife, y en concreto un circuito habilitado en el campo de fútbol del barrio de Palo Blanco, acogió a finales de mayo una prueba puntuable para el campeonato de España. La próxima cita tendrá como escenario Puntallana, en la isla de La Palma, donde la afición a esta disciplina crece de manera exponencial, los días 16 y 17 de julio.

El Agility consiste en que el perro adiestrado complete el recorrido de un circuito, cuya ruta concreta oculta la organización y no se conoce hasta el último momento. Después de desvelarla, el jurado le da al guía siete minutos para reconocer el terreno. Posteriormente, el perro debe completar la distancia lo más rápido posible y sin penalizaciones que se acumulan si supera el tiempo delimitado, rehúsa saltar o derriba el obstáculo. Un sistema similar al de las competiciones hípicas. También hay categorías o grados según, entre otras cosas, peso o tamaño de los animales.

"Cualquier perro al que le guste jugar puede practicar este deporte. Así que la diversión está asegurada. Les esperamos". Así se publicitan los torneos para animar al iniciado y atraer al neófito de un mundo apasionante y bastante desconocido.