Ay, qué miedo me ha entrado; me llama un amigo para decirme que una facción de CC pide mi cabeza. ¿Pero en qué siglo, en qué año estamos, Torquemada? Miren cómo tiemblo. Cuando a éstos no los habían incubado, yo estaba solazándome con un par de negras en Nueva York. He dicho negras, no vayan a poner negros y a terminarla de joder. A mi edad, mijitos, y yo creo que siempre, estoy acostumbrado a hacer lo que me da la gana. Y a decirlo también, cuando me dejan, aunque uno siempre tiene medios para burlar lo establecido. Así que no me toquen las pelotas. Esta semana ha llovido, por fin, y hay hormigas por todas partes. Las cucarachas se han retirado. Han detenido a Don Omar por pegarle a su novia; a mí este tipejo nunca me cayó bien. Y, además, canta fatal. Y si, encima, maltrata a su novia, pues que lo metan en chirona y lo dejen dentro una buena temporadita, aunque creo que ya pagó la fianza. Y que no lo traigan más en carnavales. Y entre viaje y viaje a Tacoronte me compré en Ikea la mesa más difícil de montar del mundo. Bueno, me la regaló mi santa, que tiene más posibles que yo, que no tengo ninguno. Eso de los muebles de Ikea es un coñazo: son bonitos, pero hay que ir a Suecia a hacer un curso para meterlos a camino. Han reformado "La Taurina", un clásico de la gastronomía, con casi medio siglo a sus espaldas. Pepe y Antonio pasan a la reserva y entran Javi, Jorge, Ana María, Alicia e Idaira. Una morcilla estupenda y buenas cosas gallegas. Y el toro de Osborne como mascota. Que ni chiquito lío hay en el Puerto de la Cruz por la Alcaldía. Sandra Rodríguez es amiguita del nuevo poder establecido; tiene posibilidades. El viejo zorro Marcos se ríe como el Perro Pulgoso, porque, a río revuelto, gana él. Y Milagros Luis Brito no se decide a dar el paso. ¿Hay caza de brujas en la nueva CC? Yo creo que empieza, acuérdense de Torquemada. Quien mal anda, mal acaba. Cada vez hay menos sitios para comer en Santa Cruz y en los que existen, te clavan. Pagamos el jamón en esta Isla a precio de oro, yo no sé el subidón que le han dado al serrano. Paulino Rivero ha pasado unos días en Ibiza. Le quedan nueve meses muy interesantes. Paulino tiene la llave de muchas cosas, entre ellas del presupuesto de 2015. No lo subestimen, porque no está muerto. He estado varias veces en el Puerto de la Cruz, pero sólo a recoger cosas que me envían al apartado de correos. Para continuar mi ligazón con este pueblo mantengo el apartado allí; así me obligo a ir de vez en cuando. Esta semana he hecho bien poco, sólo de chófer de mi santa; paseando a Miss Daisy. No sé si les dije que las monjitas de Garachico me enviaron unos dulces con Lorenzo Dorta, primorosos; de cabello de ángel. Últimamente me repito, porque me ha dado por no apuntar nada. ¿Para cuándo los candidatos del PP? En el Puerto, ¿Sebastián Ledesma o Lope Afonso? Me iban a nombrar cronista oficial de la ciudad portuense, pero no se deciden. Creo que hay otros candidatos. Y me parece bien que los haya, no voy a ser yo solo. Una vez dado a la estampa el libro del mago me doy cuenta de que se me escaparon algunas cosas. Por ejemplo, el mago, cuando quiere cortar una madera rentita y que coincida con otra dice que la corta "a faz". Y le encanta un machimbrado (debería decirse machihembrado, ¿no?), que es encajar un listón con otro, un suponer. Esto último creo que sí lo incluí. Me da mi hermano unas fotos de mi más tierna infancia y de mi más recordada juventud. Qué tiempos. No, de política no hablo yo más, ni de coña, no me vale la pena porque me cortan la cabeza -ay, qué miedo- la facción ganadora de CC, los torquemadas. Yo recuerdo que una vez el difunto Adán Martín, paz descanse, dijo públicamente que me iba a partir las piernas. Fue muy famosa aquella frase suya, desesperado por mis críticas. A veces los políticos pierden las formas y se vuelven imbéciles. O más imbéciles. Pero yo no les tengo esto en cuenta por aquello de la condición humana. Lo que pasa es que un día me animo a contar la verdad, o aquí o en otra parte. Y entonces algunos van a quedar muy rascados. No descarto un último tomo de memorias, más que nada para divertirme yo y divertir a mis desocupados y muy amables lectores. Y eso.