El sábado hubo reunión nacionalista. Y en un momento dado tomó la palabra Hilario Rodríguez, concejal de Santa Cruz y presidente de la corriente de opinión independentista Secundino Delgado. Hilario es una persona decente. Y José Miguel Ruano, uno de los "tapados" de nuevo cuño, había dicho en una radio que eso del soberanismo está muy bien para hablarlo en un bar, con dos copas. Opinión irrespetuosa que, por lo que se ve, escandalizó a su amigo y mentor Manuel Hermoso, allí de cuerpo presente, que se sintió obligado a hacer ante el auditorio profesión de fe nacionalista.

Quieren llevar, de la mano de Ana Oramas y de otros, a Coalición Canaria hacia un centro-derecha. Si viviera, Ortega diría "no es esto, no es esto". No tenemos a Ortega, pero sí tenemos a personas igualmente sensatas y sabias como Juan Manuel García Ramos, que por cierto hoy dicta una conferencia en el Real Casino de Santa Cruz (la entrada es libre y la hora, las 8.30). Pregúntenle a él por la doctrina nacionalista, que es de lo que yo le voy a animar a hablar en cualquier otra ocasión (esta tarde toca García Márquez). Coalición Canaria debería aprovechar que ahí está el PNC, con sus siglas mágicas; y que detrás están también la bonhomía, la sabiduría y el sacrificio de un patriota, Secundino Delgado. Tomen su ejemplo: nunca ambicionó el poder, jamás. A mí me dan mucho miedo los experimentos que están por llegar de manera inmediata. Porque los puñales han sustituido a las ideas. Y esto es malo, muy malo. Piensen bien lo que van a hacer, piensen en quiénes van a entrar y en quiénes van a salir y cómo van a salir. No hagan la guerra, ni una confrontación fratricida que lamentarán. Pacten, hablen, negocien.

Las corrientes nacionalistas, y un partido fortalecido en la unidad, son absolutamente necesarios para la supervivencia de una Canarias nuestra. No deberíamos quedarnos al albur de partidos mandados y conducidos desde Madrid. Por eso nuestro afán nacionalista siempre estará presente. Porque Canarias es la tierra nuestra y la de nuestros mayores y tiene que seguir así. Pactemos, sí, pero mandemos nosotros, seamos dueños de nuestros propios destinos. ste periódico se ha partido el lomo durante años por Tenerife, por Canarias, por las siete islas. Unidas y bien gobernadas. Pero no perturbadas por guerras de guerrillas que lo que hacen es agitar nuestro ánimo y crear reinos de taifas que debilitan precisamente la unidad.

Llamamos la atención también de los patriotas canarios que militan en partidos nacionales. llos son de aquí, aunque se les dicte la doctrina desde Madrid. Y primero está Canarias, antes que Génova y Ferraz. Porque los votos recibidos son de los canarios, no de Génova ni de Ferraz. Así que pónganse las pilas y no tengan miedo a la desobediencia patriótica cuando se trate de defender lo nuestro. Y lo nuestro son las islas, no Madrid.