Andrés Hernández Pedreira (Santa Cruz de Tenerife, 18 de octubre de 1978) es el director financiero de Sinpromi, además de regentar el Pub La Charla y dedicarse a otras actividades que le mantienen ocupado gran parte del día. Hasta ahí podría ser cualquier persona de a pie, pero desde ayer pasará a la historia por ser el presidente del club que devolvió la Primera División del fútbol sala a la Isla después de 21 años.

Hace solo siete años se embarcó en la aventura de refundar el Uruguay FS. Con su base en el barrio santacrucero de Salamanca fue ascendiendo categorías hasta colarse en la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS). En su primera temporada eludió el descenso gracias a las renuncias por motivos económicos de otros equipos. En el segundo ha logrado el mayor éxito del deporte tinerfeño en los últimos tiempos.

Con un grupo de ocho directivos, todos ellos amigos, se propuso "crecer cada año", pero jamás pensó que podía alcanzar la élite de esta disciplina deportiva. Al menos en tan corto espacio de tiempo. "Hemos roto todos los plazos lógicos", reconoce. El siguiente reto será defender la plaza conquistada y, para ello, deberá reunir "unos 400.000 euros". Sin embargo, ni siquiera ha querido aprovechar la presencia en la foto de numerosos políticos para garantizarse su apoyo en el futuro. "Nosotros lo que necesitamos es organización, gestión y mantener siempre consolidadas las bases. A partir de ahí, la gente se sumará porque ven un trabajo bien hecho", explicaba ayer a la conclusión de un partido que recordará "toda la vida".

Querido en toda España, Pedreira no paró de recibir felicitaciones durante toda la tarde. Su móvil echaba humo. Llamadas, mensajes y menciones en las redes sociales plasmaron ese cariño por un presidente que solo quiere "aportar un poco de alegría" a la Isla "en estos tiempos tan difíciles".

Su siguiente paso será pagar la prima de ascenso: un viaje para todos los componentes del equipo al Mundial de Brasil. Le tocará rascarse el bolsillo, pero cumplirá su promesa. Siempre lo hace. De la misma forma que, año tras año, ha hecho crecer la familia. Desde los 15 ó 20 que vieron su primer partido a los 4.500 de ayer.