LO MISMO QUE PINOCHO se fue de rositas tras años de gambetear los banquillos a costa de sus oportunos achaques, el chino Fujimori ha sido recientemente condenado a 25 años de cárcel por una década de tropelías que hizo entrar al país de los quechuas y aimaras en la enciclopedia de los despropósitos de finales del siglo XX. Así, si bien el humor negro de la guadaña hizo en su momento coincidir la muerte del ex dictador de Chile con la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos, en un golpe inesperado de coherencia, dos años más tarde los tribunales peruanos fallaron a favor de la justicia.

Igual que La Haya miró hacia otro lado con Milan Milutinovic, los zahorís de las causas perdidas dieron con un Radovan Karadzic mimetizado en el abuelito de Heidi (en versión folk) para que rindiera cuentas ante el Tribunal Penal para la ex Yugoslavia.

Sin embargo, la vejez trata mejor a los ex mandatarios de otras latitudes como a Castro, que en los últimos años ha abandonado los atriles para reconvertirse en modelo de excepción de Adidas.

Se ve que las pirulas contra el alzheimer político no han alcanzado el grado de fiabilidad deseado porque, si no, no se explica que décadas atrás Gadafi se encontrara en el "top ten" de los criminales más buscados del planeta y ahora haga las veces de mediador para la paz entre los estados africanos y sea recibido con reverencia y alfombra roja por los máximos representantes de las naciones democráticas.

No obstante, ya es un paso reconfortante comprobar que, al menos de vez en cuando, a la caprichosa y díscola pibona de la balanza le da por cumplir con su trabajo.

*Redactor de EL DÍA