La carretera La Cuesta-Taco, un punto intermedio entre Santa Cruz y La Laguna, fue el lugar elegido para celebrar a las 14:30 horas de ayer el acto institucional de la entrega a la Virgen de Candelaria del bastón de mando y de la medalla corporativa que la acreditan como Presidenta Honoraria y Perpetua del Cabildo Insular de Tenerife.

Antes, la comitiva había partido desde el Hospital Universitario de Canarias, para recorrer la carretera conocida popularmente como "de Ingenieros" y enfilar la carretera general hasta el lugar convenido. Por el trayecto no faltó algún comentario, por el amplio despliegue de efectivos policiales y la presencia de autoridades, acerca de un supuesto oportunismo electoral.

En las escalinatas de la plaza del Centro Ciudadano El Tranvía se colocó la comunidad parroquial de la zona para celebrar el acto religioso, con "vivas" a la patrona y la proclamación del Evangelio. Mientras, miembros del Cabildo, en su mayoría de Coalición Canaria, esperaban su turno para proceder a la entrega del título. También acudieron algunos representantes del Gobierno de Canarias; el alcalde de La Laguna y otros integrantes del consistorio, y, entre el clero, sin revestir, el obispo de Tenerife, que ocupó un segundo plano.

Como si el acto religioso no se hubiera celebrado, tomó la palabra la periodista Puchi Méndez para abrir la ceremonia cívica. Intervinieron entonces la Banda Sinfónica y el Coro de la Universidad de La Laguna. Algunas personas del público estaban ataviados con un sombrero de paja conmemorativo que había repartido el Cabildo, si bien, quizás, para ayer era más propio algún paraguas, porque, aunque no llovió hasta ese momento, se temía que el mal tiempo hiciera acto de presencia.

El secretario de la corporación insular, Domingo Hernández, procedió a la lectura del acuerdo plenario del 28 de septiembre de 2018, cuando se acordó la concesión del título de Presidenta Honoraria y Perpetua a la Virgen de Candelaria. Según los méritos desgranados, se reconoce por el valor simbólico, religioso y cultural; el referente como nexo de unión entre los canarios de la diáspora que emigraron a América; la seña de identidad isleña; el respeto y cariño al sentimiento de los mayores por la Chariraxi, y, por último, por cuanto significa el nombre de la Virgen de Candelaria para las generaciones de tinerfeños.

Intervino entonces el presidente del Cabildo, Carlos Alonso, con un discurso más religioso que político, casi existencial cuando dijo que todavía no está resuelto si Dios creó al ser humano o el ser humano ha creado a Dios. "(...) El futuro llegó y lo evitamos nosotros. Hay quienes veneran al dios dinero, otros a la ciencia o al poder". Pero el mandatario apostó por mantener las señas de identidad de un pueblo, y trajo al recuerdo la anécdota del rezo del rosario de la abuela o a quienes veneran a la Virgen de Candelaria sin ser religiosos.

"Hoy, la materia devora el espíritu", expresó Alonso, para sentenciar: "No hay nada en el Cielo ni en la Tierra que merezca esta distinción como nuestra Chariraxi, la señora del mundo, de los tinerfeños y los canarios".

En ese momento, el delegado episcopal para la visita de la Virgen de Candelaria, Jesús Agüín, miró al obispo de Tenerife, quien asintió con la cabeza, para que fuera él quien acompañara a Alonso a depositar a los pies de la Patrona, en la cápsula, el bastón de mando y la medalla.

Cerrado el paréntesis institucional, la Virgen continuó su peregrinación hacia La Laguna. Siguiente escala: Gracia. Tras el acto cívico se fueron las autoridades del Cabildo, pero continuaron los vítores a la Morenita: "¡Sí, sí, sí, la Virgen ya está aquí!".