La Virgen se encontró ayer con las periferias de Santa Cruz, cuya devoción nada tiene que ver con la que se palpó en el casco de la capital. Ese fue el cambio de registro y el ambiente que se vivió a primera hora de la mañana después de una noche complicada, de lluvia, que trastocó el programa de la peregrinación de la Morenita.

Poco después de las 6:00 horas, la cápsula mariana salía casi en secreto desde La Concepción de Santa Cruz para poner rumbo a la Cruz del Señor en aras de devolver a la normalidad la "escaleta" de la visita. Según explicó el jefe de Seguridad, Pedro Valladares, la decisión adoptada fue realizar un traslado en solitario, sin peregrinos, y en el que la imagen solo iba flanqueada por las fuerzas del orden público, entre las que se encontraba la Unipol. El objetivo: salvar un trayecto no incluido en el plan de seguridad. Veinticinco minutos después se encontraba ya en la Cruz del Señor.

Se vivió allí una celebración entrañable de la mano del párroco Esteban Vera y con la animación en los cantos de Dino Romero. Fue otra cosa. Ambiente familiar, emoción, canciones modernas y todo el barrio en la calle según pasaban los minutos. Un territorio carismático. Una imagen atípica: la Iglesia en la calle, el cura entre vallas, y pañuelos y bengalas para despedir a la Patrona.

Segundo alto: Cuesta Piedra. La peregrinación se dirigió a otro de los barrios más populosos de la ciudad y los peregrinos entendieron por qué lo de "Cuesta", que en vez "de Piedra" debería ser "Pronunciada". Frente al antiguo Vitabana se celebró la despedida oficiosa de Santa Cruz a la Morenita. Allí estaba el alcalde, José Manuel Bermúdez, y, tras las oraciones de iglesia, tomó el testigo el Carnaval: Los Desbocados entonaron una canción compuesta para el momento, que emocionó e, incluso, llevó a que a Bermúdez le cayese alguna lágrima sobre el escenario. La imagen era así: de fondo, Santa Cruz; Los Desbocados de Juani Padilla, cantando sobre el escenario; de frente, La Patrona, y al fondo, sobre la rehabilitada barriada de Cuesta Piedra, una bandera gigante que ocupaba buena parte de la fachada con las siete estrellas verdes. Hasta el arcipreste de La Salud, Javier de la Rosa, acabó cantando con la murga.

Nueve de la mañana. La Virgen ponía rumbo a San Juan de Dios con una comitiva cada vez más nutrida. También había presencia institucional. Y es que, a diferencia de la noche anterior, cuando hubo una estampida de los políticos, por la mañana se incorporaron el alcalde y la concejala santacrucera Yolanda Moliné. Por su parte, el fraile dominico José Ramón estuvo presente desde los primeros momentos del acto.

Otro detalle: la imagen continuaba con el manto violeta que utilizó la noche anterior, pues, una vez en parroquia de La Concepción, fue colocada en el suelo, sobre una alfombra, y se procedió a la revisión de este elemento. Tras comprobar que estaba bien, se decidió que siguiese con él durante la jornada de ayer.

La organización y el buen ritmo de los cargadores del paso hicieron que a las 9:30 horas el cortejo fuese con una hora de adelanto. En una parada en el colegio Las Dominicas-Vistabella, el citado fraile dominico rezó una copla en honor de la Virgen de Candelaria: "Cuando una canaria quiere/a quien le sabe querer/de tanto querer se muere/y muerta quiere también". La emoción se repitió en el Centro de Mayores Toki Eder, en La Cuesta, cuya directora expresó que la parada en este punto había sido pedida por los ancianos y que estos lo vivieron con emoción. "No han dormido", apostilló.

Antes concejal santacrucero, hoy padre de alcalde

Entre los centenares de personas que se dieron cita en la plaza de la iglesia de la Cruz del Señor se encontraba Severiano Bermúdez, quien en la visita de 1994 era teniente de alcalde del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y en la actualidad es el padre del alcalde. Severiano Bermúdez se mostró emocionado y agradecido a la Patrona y con el orgullo de agasajarla como un chicharrero más.