La primera vez que vio pasar la Virgen de Candelaria estaba en el "pueblo más bonito de todo Tenerife, San Andrés". Fue en 1965, en la única oportunidad que la Patrona de Canarias ha recorrido toda la Isla, que se organizó siendo obispo Luis Franco Cascón para recaudar fondos para un nuevo seminario. Trino de Vera Rodríguez (Santa Cruz de Tenerife, 5 de enero de 1950), propietario de Grúas Cuchi, recuerda que estaba en la finca con su padre en el valle de San Andrés cuando vio subir a La Morenita a Taganana. Nunca imaginó que la siguiente vez que volviera a salir la Imagen en peregrinación, casi treinta años después (en 1994, con motivo del V Centenario de Santa Cruz), iba a ser el propio Trino quien la iba a trasladar. "Yo la traigo por amor", sentencia.

"No recuerdo si conocía al cura Mendoza cuando me llamaron la primera vez del Ayuntamiento de Santa Cruz para plantearme el traslado. Me citaron en Méndez Núñez y me dijeron que llevara un camión grande para ver si era posible el traslado del trono de la Virgen. Así hice. Ellos sacaron fotos para estudiarlo, pero yo insistí en que era muy grande y le pedí que me dejaran ir a ver a la Virgen en Candelaria para ver las dimensiones. Al final utilizamos un camión más pequeño. "Sufrí mucho, porque era un camión alto, pero se sortearon los árboles, pero con muchas fatigas. Pasó igual en la visita a La Laguna en 1997", añade Trino. En esa oportunidad, el dueño de Grúas Cuchi recuerda que hizo un trono y montó una tarima con planchas de contenedores en La Laguna, un escenario. Con motivo de la visita que se realizó en 2002 a Santa Cruz, Trino recuerda sus cafés con el padre Jesús Mendoza en el taller que tiene su empresa en Llano del Moro. "Ahí le hicimos un tronito. En esa oportunidad no tenía puerta trasera. Llovió y se mojó por detrás". En la siguiente salida, a La Laguna en 2009, cerró la urna y "quedó perfecta". "Yo soy el único que ha trasladado a la Virgen desde hace una tonga de años, y la traigo con el corazón; ni por dinero ni por que se vea el nombre de mi empresa. Y me gasto lo que haga falta. Junto al coche, llevamos otro de repuesto porque los coches no hablan y nunca se sabe si pueden fallar. Nunca ha pasado nada, pero hay que tener preparada la respuesta. Además, va un conductor, un suplente, un mecánico, Falo -que se encarga de amarrar el trono por debajo y que todo esté perfecto- Víctor y yo", explica. "La traemos desde Candelaria hasta la Residencia, igual hicimos también a La Laguna".

El próximo octubre, del 12 al 27, será la tercera visita con el trono que le hizo Trino. "Ya lo tenemos medio enfocado, hemos retocado la pintura, las luces y renovado las cuatro gomas, incluso las de repuesto".

A sus 68 años, Trino es un ejemplo de superación. Hijo de un campesino de San Andrés, recuerda que un día, estando a la mesa con sus nueve hermanos y sus padres, el progenitor planteó comprar la finca que trabajaba. "Yo tenía 13 años. Me levanté y le dije a mi padre que me negaba, que si lo hacía, yo me iba. Y así lo hizo, lo que permitió que dos de mis hermanos se formaran y fueran policías, una hermana maestra nacional, otra costurera, un músico?", recuerda. "Con mi padre, los dos nos echamos la finca a la espalda con cincuenta cabras, dos burros, seis vacas y doce acciones de agua. Iba triste por las noches para regar", añade, con la satisfacción de haber sacado la cosecha.

De ahí, Trino comenzó a trabajar en la Peugeot, con Panchito "El Buggy", "el mejor soldador que ha habido". Los talleres estaban en la calle de La Marina, donde estaba también Sixto "El Sordo".

Luego pasó a trabajar con Antonio "El Loco", que tenía unos camiones y plataformas, hasta que marchó a África a hacer el cuartel. De regreso, se compró un camión, y luego un segundo, que lo pagó más pronto que el primero, precisa. "Yo se lo decía a Antonio, que me iba a ir porque le estaba haciendo la competencia, pero él quería que siguiéramos trabajando juntos. Así, hasta que compré otros cinco camiones. Adquirí el chasis y luego le ponía la plancha, no como ahora que ya vienen preparados", añade con jovialidad. "En la vida me ha ido bien, aunque nadie me ha llamado para ayudarme. En la actualidad tengo cien trabajadores. He salido para adelante gracias a los bancos; te quitan el dinero, pero también ayudan si eres cumplidor. Yo reconozco que los bancos me han ayudado", cuenta Trino.

"Durante años fue el único que prestaba servicio en toda la Isla. ¡Soy el gruista más antiguo de Tenerife! Ahora en cualquier esquina te aparece un camión", continúa. Y certifica: "Yo vengo perfecto", en referencia a que ya están casi listos los preparativos.