Pedro Sánchez debe entrenar mucho en la sede de Ferraz. Y debe hacerlo con disciplina militar, aunque esta no sea el fuerte socialista. Solo así se entiende la celeridad con la que afronta sus visitas. Ayer por la mañana tocó La Laguna. Santa Cruz quedó para otro momento.

Al líder del PSOE se le ve en forma, definido, que dirían los entendidos en la materia. Y apuesto. "¿Quién es Pedro Sánchez? El chico guapo". La pregunta y la respuesta forman parte del diálogo improvisado de dos señoras a las que la presencia del secretario general del PSOE sorprendió ayer en la confluencia de la avenida Trinidad con las calles Herradores y Tabares de Cala.

Tal fue la expectación que algunos llegaron a decir que no había tanta gente en la parada de taxis de La Trinidad ni en las fiestas del Cristo.

De la pequeña conversación entre las dos mujeres se pueden interpretar dos cosas: que quien conoce al actual referente del PSOE lo encuentra atractivo. Y que quien aún no tiene ese "privilegio" tiene suficiente descripción con ese adjetivo para hacerse una idea.

Acompañado por un ejército de socialistas, entre cargos públicos, orgánicos y militantes -estaba, incluso, el desaparecido José Miguel Pérez-, Sánchez hizo un corto pero intenso recorrido por varias vías del casco histórico.

Subió Herradores, giró en San Juan, bajó La Carrera y cruzó la plaza del Adelantado hasta el hotel Nivaria. Allí se perdió su pista. Sin declaraciones a los medios que esperaban. Solo atendió las entrevistas concertadas.

Con Javier Abreu, candidato a la Alcaldía de La Laguna, como principal anfitrión, Sánchez tuvo tiempo -no mucho- para escuchar quejas y demandas de los viandantes. Como la de una vecina que lo abordó en el inicio del recorrido por un asunto de contaminación. Tal vez petrolífera.

También hizo un hueco para saludar. Entre otros, a José Segura, otrora alcalde de La Laguna, luego presidente del Cabildo y ahora diputado nacional, al que la comitiva del PSOE -ayer no tan suya- "sorprendió" junto a la Catedral. Julio Cruz, hombre fuerte del PSOE canario, se encargó de que el encuentro fuera breve.

De ahí al Nivaria. Rapidez en los movimientos y poco más. Un no saludo al presidente del Orfeón, Esteban Afonso, que aguardaba en una conocida pastelería y el claxon que algunos conductores hicieron sonar al ver ralentizado su recorrido por el paseo socialista.

Por la tarde, y en un formato más encorsetado -un mitin en Arona-, el secretario general del PSOE pidió al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que se olvide de partidismos y deje gobernar en Andalucía a Susana Díaz.