El Ejército utiliza un campo de maniobras que linda con el Parque Nacional del Teide, por la parte baja de Izaña. Esta vasta propiedad del Ministerio de Defensa está compuesta por una gran superficie, a la que cualquier deportista o senderista puede acceder a pie y un área mucho más pequeña que está, teóricamente, acotada por una valla y donde, desde hace un año, se prohibe expresamente la actividad cinegética. Pero, a pesar de las advertencias de "zona militar" mediante carteles, no es extraño que a dicho enclave accedan caminantes, corredores o cazadores. Respecto a estos últimos, el Ministerio de Defensa ha prohibido la práctica de este deporte en el área restringida, lo que supone cerrar un espacio tradicionalmente utilizado para ese fin.

Pero un área militar de estas características encierra un serio peligro inherente a la actividad para la que ha sido destinada . Así consta en un informe interno elaborado por un mando del Batallón de Zapadores XV, con base en La Cuesta (La Laguna).

En dicho documento, al que tuvo acceso EL DÍA, se especifica que, durante los días 9 y 10 de septiembre de este año, se acometieron los trabajos de reconocimiento visual, tanto en la zona Sur (alrededor de la Montaña de Las Colmenas) como en el área Norte (en torno a la Montaña Negra).

El primer día de dicho operativo se localizó una cantidad de artefactos explosivos ordinarios (los usados por el Ejército) mayor a la supuesta, tanto en las inmediaciones de la montaña de Las Colmenas como en un corredor en una zona interior.

A tenor del texto elaborado por el referido mando, durante la segunda jornada "la situación se agrava, encontrando una cantidad alarmante de UXO" (artefactos explosivos ordinarios, en la terminología de la OTAN) "en el entorno de la montaña Negra".

Al tercer día, miembros del batallón de Zapadores comenzaron los trabajos de neutralización de los citados explosivos, que son lentos, debido a la dificultad para llegar hasta los artefactos.

Además, en dicho informe se manifiesta que, durante esa jornada, ocurrieron dos incendios en los que la presencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME) resultó vital para su extinción. Uno de estos fuegos pudo controlarse con facilidad porque estaba cerca de una pista, pero el segundo ocurrió en un paraje de difícil acceso, lo que propició la extensión de las llamas y que los miembros de la UME tardaran unas dos horas en apagarlo. Supuestamente, dichos incendios están vinculados con las tareas de neutralización de los explosivos.

En las conclusiones de dicho trabajo de campo realizado en los terrenos de Defensa de Las Cumbres se explica que "el difícil terreno, la falta de accesos y la gran cantidad de vegetación suponen una demora en la realización de los trabajos de reconocimiento visual y de neutralización".

En dicho apartado se advierte de que "el tipo de vegetación existente favorece la propagación del fuego en caso de incendio durante los trabajos de neutralización (que se realizan con explosivos plásticos) y este aspecto "añadido al difícil acceso de las motobombas a muchas de las zonas, complica la actuación contraincendios". Y, además, se informa de que los servicios de evacuación sanitaria no están cubiertos en los enclaves más inaccesibles. Otro apunte hace referencia a "la presencia de granadas de mortero (de 60, 81 y 120 milímetros) totalmente clavadas en el terreno y de difícil visualización". Entre las recomendaciones, se explica que "la única manera de eliminar definitivamente el riesgo explosivo sería mediante la ejecución de un plan exhaustivo de limpieza de toda la zona restringida". Desde el batallón de Zapadores se indica que el explosivo plástico usado entonces en la neutralización resultó insuficiente para la limpieza efectiva de la zona. El informe propone dotar a las unidades de búsqueda de sistemas de información geográfica por satélite (GPS) que faciliten la localización y posterior neutralización de los UXOs. Y se sugiere la oportunidad de abrir caminos y accesos dentro del área restringida, supuestamente para facilitar las tareas de neutralización de artefactos, así como para favorecer la extinción de fuegos y las evacuaciones sanitarias ante posibles accidentes.

Trabajos de reposición de la valla y señalización

Fuentes autorizadas de la Capitanía de Canarias manifestaron que en el campo de maniobras de Las Cumbres se realizan periódicamente los trabajos ordinarios y habituales en este tipo de instalaciones militares. Así, por ejemplo, en la propiedad del Ministerio de Defensa próxima al Parque Nacional del Teide recientemente se ha realizado la colocación de las vallas del perímetro de la zona restringida, así como la reposición de las señales que advierten a senderistas, deportistas y cazadores de que no deben acceder a dicho espacio. Dichas fuentes señalan que las vallas caen por la acción del viento e, incluso, de los animales. Y, respecto a las tareas de limpieza, explicaron que son similares a las que pueden existir en cualquier campo de maniobras en otras zonas del país.