La festividad de la Virgen del Carmen volvió a desbordar ayer el viejo muelle del Puerto de la Cruz, lugar de referencia de la devoción por la Reina de los Mares, que también se dejó sentir en la capital tinerfeña y en otros núcleos costeros de la Isla.

Más de 20.000 personas se dieron cita en la depurada y revitalizada embarcación de la Virgen del Carmen de la ciudad turística. Miles de personas fueron también fieles a la cita del embarque de la patrona de los marineros en Santa Cruz de Tenerife.

Esta fe que surgió del mar mirando al cielo se ha extendido en la tierra que bañan las olas. Y se vive con especial fervor en los núcleos poblacionales que, como el Puerto de la Cruz, se forjaron y crecieron con familias que vivieron durante generaciones de los frutos de la mar.

Procesiones marítimas y terrestres salpicaron ayer el mapa isleño. Unas más concurridas que otras, pero todas con el sabor a salitre de una fe marinera.

Un año más, al ver salir a navegar a la patrona de marineros y pescadores, el muelle portuense volvió a albergar un sentimiento popular y vibró con el tradicional grito de alegría, alivio y devoción: "¡No pasa nada, la Virgen está embarcada!".