Con el aspecto cuasi misterioso que aporta la bruma, característica del norte de Tenerife cuando desciende sobre la vegetación agreste, húmeda y perfilada por la agricultura escalonada, propia de la isla, se celebró recientemente la Siega Tradicional, en Icod el Alto, en la Finca Las Cuchillas, perteneciente a Los Realejos. Pareciera que los Andes visitaban a Tenerife en este acto, por la similitud paisajística, y por el mimetismo en las tradiciones.

Mujeres ataviadas con enaguas, refajos, faldas campesinas, con sombreros artesanos, y típicos pañuelos campestres sobre la cabeza. Hombres, cuidando de los mulos, amarrando el cereal, para cargarlo sobre los animales. Actividades agrícolas como "surquear", "encolmar", "esfingar" o "mazaroca", términos populares canarios, que describen el proceso de la siembra, la siega, y la recogida. El millo, la papa, el cereal o la elaboración del gofio, forman parte del cultivo, en Icod el Alto.

Las sonrisas tímidas de las féminas campesinas, con un rostro curtido por el sol, una piel estirada, y la mirada firme que a la vez ingenua por la transparencia personal que se vive en el campo. Las mujeres, pasean por las huertas segadas, con "balayos", o cestas colmadas de alimentos sobre sus cabezas, elaborados por ellas, como la "tafeña", un exquisito maíz, para el almuerzo que celebra el fin de la siega, y compartir con los hombres una jornada festiva.

El VII Encuentro de Siega recuerda con cariño y reconoce la actividad agrícola, en Icod el Alto, un enclave casi inexpugnable, en la época de la conquista. Carmita, la "Rubia", Edelfebia, agricultoras de la zona, exponen que "las mujeres de otras generaciones de nuestra familia, ya trabajaron en el campo, y de niñas, formábamos parte de esta tradición. Crecimos en este ambiente, y no queremos que se pierda esta actividad. La gente joven debería aprender a integrarse con nosotros, y nutrirse de nuestra sabiduría". La crisis económica ha revertido sobre el campo, y estas mujeres alegan que "nos ha afectado muchísimo; seguimos cultivando para nuestro consumo, y también vendemos productos, como el gofio". La agricultora Luciana, expone con una sonrisa pícara que "para vender, hay que enseñar", término utilizado para conquistar a un hombre en el entorno agrícola, y añade que "el machismo se ha ido dejando atrás en el tiempo, y hay un reparto de tareas bastante equitativo entre hombres y mujeres en el campo". Vicente Suárez, agricultor emblemático, reconoce que "la trilladora que puso el Cabildo a disposición de los agricultores, en el norte de Tenerife, ha agilizado enormemente nuestras tareas, elevando la producción, y accediendo al mercado con una mayor competitividad".

En la entrega de las esculturas conmemorativas "Diego Pérez" a los agricultores, esta labor fue reconocida por el vicepresidente del Cabildo, Carlos Alonso, quien exaltó "la magnífica labor que realizan los campesinos, contando con todo el respaldo del Cabildo, tanto por el área de Agricultura, como por Turismo", y por el consejero de Agricultura del Cabildo, José Joaquín Bethencourt, que resaltó que "la agricultura está más viva que nunca, y la sociedad tinerfeña está comprendiendo que lo rural es esencial, en nuestro modelo de desarrollo". También contaron con la presencia de Domingo García, edil de Desarrollo Rural de Los Realejos, y de Andrés de Souza, presidente de la Asociación de Cereales de Tenerife.