Todos los que practicamos deporte de una manera habitual hemos padecido alguna vez el síndrome del sobreentrenamiento.

Una de las máximas de muchos deportistas es que cuanto más mejor, sin embargo, es simplemente errónea. Cuando llevamos a cabo sesiones de entrenamiento intensivo (sin apenas descanso) y, además, nos alimentamos de forma deficiente, podemos llegar a estar sobreentrenados.

Normalmente aparece cuando sometemos a nuestros músculos a duras sesiones de entrenamiento sin dejar que éstos se recuperen lo necesario. El sobreentrenamiento es todavía más evidente en deportes de resistencia (maratones, carreras de montaña, triatlones, ciclismo...), porque usamos siempre los mismos músculos de una manera reiterativa, con lo que la recuperación física es sencillamente menor.

Tenemos que tener claro que cuando nuestra musculatura no se ha recuperado como es debido, sufre fatiga (puede que incluso crónica) y probablemente nuestro cuerpo está saturado de ácido láctico, que proviene de la descomposición de glucosa cuando no hay oxígeno. En condiciones normales ese ácido láctico se reutiliza cuando estamos entrenados, pero cuando seguimos con intensidad un ejercicio, el ácido láctico comenzará a acumularse al no darle tiempo al organismo a retirarlo. Esto provoca la acidificación de las fibras musculares,.

Todos tenemos un umbral de sobreentrenamiento distinto y, de igual manera, los signos y síntomas serán diferentes en función de nuestra condición física.

Es posible conocer si tenemos el síndrome de sobreentrenamiento evaluando si presentamos algunos de los siguientes síntomas fisiológicos (elevado ritmo cardíaco en descanso, alteraciones en la presión arterial normal, retraso en el retorno a ritmo cardíaco normal, temperatura corporal elevada, disminución de peso y sed excesiva, dificultad para respirar y trastornos intestinales) o psicológicos (disturbios del sueño, pérdida de la confianza en sí mismo, mareos y apatía, irritabilidad-hostilidad, desequilibrio emocional y motivacional, pérdida de apetito, fatiga, ansiedad, depresión y cansancio excesivo y prolongado). Ya sabes...