Valga el título de una nueva escapada de los jueves, extraído del estribillo de la isa que siempre hemos cantado los canarios, para aseverar de antemano que La Gomera irradia ese "feeling" particular que tantas y tantas publicaciones se interesan por plasmar en sus páginas.

Si nos fijamos, la Isla Colombina aparece frecuentemente, acá y acullá, en múltiples artículos y reportajes de viajes y turismo; este precioso territorio atesora un magnetismo tan marcado que ahí quieren estar las revistas especializadas.

Quizá por ello, también se establezcan en muchos de esos trabajos periodísticos los pintorescos tópicos y referencias tan repetitivas que, no porque sean absolutamente válidas y emblemáticas, podrían quedar momentáneamente de lado, a poco que nos pongamos a explorar más allá de la Torre del Conde, el bosque de El Cedro o el almogrote y el vinito de uva forastera.

Es entonces cuando el viajero, oteando el horizonte desde el ferry, sintoniza con sus auriculares no los pizpiretos acordes del timple, no, y quizá sí pueda acompañar el atraque en el puerto de San Sebastián con alguna melodía de "new age" o el allegretto de una pieza clásica de Vivaldi... Pega, y mucho, para preparar una incursión que sea punto y aparte, no siempre con el hilo de la tipicidad sino de una tierra que ha forjado una historia cimentada en mucho de emigración y más de orgullo de ser gomero. Una patria chica que hoy apuesta por la modernidad y el desarrollo sin renunciar a las evidentes señas de identidad.

Podríamos adentrarnos, de primeras, en el paisaje que se ofrece al caminante en la foto central, captada en el paraje de Targa, en el municipio de Alajeró. Un suave contrapunto visual, sin duda, a esos profundos barrancos y palmerales gomeros, entre los que se generó el siempre espectacular lenguaje del silbo.

En Alajeró se puede hallar la tranquilidad de Playa de Santiago, un núcleo turístico junto al mar con el encanto añadido de ser un pueblo de pescadores.

Por cierto, que el entusiasta de la arquitectura y el arte puede recrearse con las volumetrías de la iglesia de El Salvador (siglo XVI) y la ermita de Nuestra Señora la Virgen de El Paso. No lo demoren.

Además de Alajeró, apuntemos posibles objetivos (entre ellos gastronómicos, claro está) para planificar el rumbo hacia Agulo, Hermigua, Valle Gran Rey, Vallehermoso y San Sebastián, la capital (este enlace puede hacernos una idea: http://www.lagomera.travel/tour/es/tour-virtual-por-la-gomera/).

Por ejemplo, si les parece, vamos a ponernos a contemplar tesoros naturales a vista de pájaro.

La red insular de miradores de La Gomera está compuesta por miradores distribuidos por todos los municipios y clasificados en tres categorías, en función de dotaciones y posibilidades, además de varias áreas recreativas, que también se reparten en diferentes puntos de la geografía insular. Desde estos puntos, el viajero puede admirar parajes -cielos, amaneceres y atardeceres- de acentuada expresividad.

El situado a más altitud de la isla, en el Parque Nacional de Garajonay, ofrece un espectáculo único del espacio protegido, mientras que si nos trasladamos al Mirador del Santo (Valle Gran Rey) apreciaremos los ocres de los lomos, también pintados del verde de los palmerales que se pierden, barranco abajo, hasta casi alcanzar la mar.

O, por ejemplo, encaminarse ahora a la panorámica que se nos presenta desde El Rejo, con Hermigua en toda su fisonomía y encanto. Porqué no, dirigirnos ahora al Mirador del Palmarejo, obra de César Manrique. Es una atalaya desde la que contemplar Valle Gran Rey con la "cascada" de bancales que se engastan, precisos y preciosos, en cada pendiente.

El patrimonio histórico ofrece no pocos acicates como para ir a visitar, entre ellos, la referida Torre de los Peraza o del Conde (San Sebastián); la iglesia de San Marcos (Agulo), el Pescante de Hermigua o la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria (Chipude).

Vámonos entonces, y sin pensarlo dos veces.

Cómo llegar

Operan las compañías marítimas de Fred. Olsen y Naviera Armas. Ambas compañías parten, diariamente, desde el puerto de Los Cristianos en Tenerife Sur hasta el puerto de San Sebastián, en un trayecto que no supera los 60 minutos. También hay conexión aérea. (www.bintercanarias.com/)

Caminata reparadora

No dejen de hacerse una "pateada" en El Cedro, el bosque de laurisilva canaria que ocupa una extensión de unas 4.000 hectáreas. Es un reducto de los bosques subtropicales que ocupaban buena parte de Europa y norte de África hace millones de años. Garajonay es un auténtico fósil viviente.

A dormir como en casa

Como territorio que mantiene buena parte de sus encantos primigenios, el alojamiento generalmente se ha adaptado a la orografía y estéticas que demandan los lugares en que manda lo natural. (http://www.lagomera.travel/es/planificar/alojamientos-en-la-gomera.aspx)

Para los niños

Burro Parque es un espacio situado en Valle Gran Rey en el que se procede a criar y conservar esta especie que despierta siempre tantas simpatías. Padres y niños disfrutarán de paseos a caballo, burritos y mulas. (Casa de la Pradera/Cruz de Tierno s/n; Las Rosas; 922 69 70 58).

DISFRUTAR PASO A PASO

Pequeña gran isla

La isla de La Gomera, de forma casi circular, es la segunda más pequeña del Archipiélago. Es también conocida como "Isla Colombina", por ser el lugar de avituallamiento del almirante Cristobal Colón en el viaje del descubrimiento del Nuevo Mundo.

A preparar el bañador y el bronceador

Con histórico sabor marinero, la isla cuenta con 90 kilómetros de costa. A lo largo de su litoral, encontraremos innumerables calas y sorprendentes playas situadas entre espectaculares acantilados, de aguas cristalinas y apacibles, donde disfrutar del baño en un entorno insólito. Por ejemplo, La Calera es la de mayor tamaño de Valle Gran Rey, con un kilómetro de longitud y un ancho medio de 22 metros. Situada en un entorno semiurbano, se trata de una playa de arena negra y callaos, y oleaje moderado.

Para recrear la vista

Cabe destacar que en La Gomera aparecen todas las figuras de protección para espacios naturales, además del parque nacional, por lo que el número de estos espacios es de 17, con una superficie global de 12.450 hectáreas, lo que representa una tercera parte del territorio insular. Existen en la isla numerosos endemismos de flora y fauna, destacando el lagarto gigante, una especie amenazada y que actualmente se encuentra en proceso de recuperación.

Cocina de raíz, fusión y la vertiente creativa

Claro que aquí las tradiciones siguen vivas. Por supuesto que uno se debe al potajito de berros, un cabrito, el puchero y a untar almogrote hasta decir basta. Pero hay que explorar... Internarse por los pueblos y probar esos pescados frescos hechos con sabiduría; o en la faceta multicultural de Valle Gran Rey, con cocina hindú, árabe, tailandesa... Fabián Mora (Casa Conchita y Torre del Conde) es uno de los chefs más representativos de la "nueva hornada".