A las 9:00 horas del 27 de octubre de 2016 fueron desalojados los habitantes de Bajo la Cuesta-Risco Las Tablas, en Candelaria. Medio centenar de viviendas se quedaron vacías entonces y más de un centenar de personas comenzaron un periplo que, 579 días después, mantiene a unos pocos residiendo en un campamento que ellos se habilitaron cerca del barrio (en la explanada anexa a la central eléctrica de la Isla); a otros, habitando en casas de amigos y/o familiares que los acogieron; otro grupo optó por alquilarse una vivienda y algunos disponían de un segundo alojamiento compartido con sus hijos, moradores habituales del mismo. Hasta mañana, once familias cuentan con ayuda económica de emergencia municipal, pero siete de ellas vuelven a sus casas.

El problema comenzó a finales de enero de 2010, cuando durante una noche de mal tiempo se produjo la caída de una piedra, hecho que no se repitió hasta cinco años después, sin daños graves en ninguna de las ocasiones. Eso sucedió dentro del barrio. No ocurrió así el pasado día 18, cuando otra piedra rodó hasta la base de un poste de luz cayendo desde una zona del talud que no formó parte del tramo objeto de una obra de protección y estabilización. El propio ayuntamiento admite que no hay peligro a través de los informes técnicos oportunos.

Este hecho se produjo un día después de decretada la autorización de la ocupación de 12 de las viviendas del barrio por sus titulares a partir de mañana, día 28, a las 9:00 horas. Esos inmuebles ocupan del número 1 al 31 y están justo debajo de la franja del talud reparado por Endesa (su titular) y el Ayuntamiento de Candelaria a través de una concesión de la zona de dominio público marítimo-terrestre.

En estos 578 días transcurridos desde el desalojo de Bajo la Cuesta las vicisitudes han sido tantas que hoy el conjunto de sus habitantes aparecen divididos. Aquella piña que formaron durante muchos meses se resquebrajó hasta el punto de ocasionar un relevo en la junta directiva y un distanciamiento notorio entre vecinos. Hay quienes entienden que la vuelta de un grupo y la incertidumbre que se cierne sobre la mayoría de los habitantes del lugar (que son los que mañana no podrán volver aún a sus casas) "ha sido fundamental para generar esta situación".

El acantilado o talud a cuya base se levantó Bajo la Cuesta es propiedad de Unelco-Endesa, Dani Ran (ambas empresas particulares) y de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar al ser una parte importante de su superficie zona de dominio público marítimo-terrestre.

El problema radica actualmente en la imposibilidad que percibe el Ayuntamiento de Candelaria de realizar una obra de protección y estabilización de tal área por su coste elevado: más de un millón de euros que el gobierno local no está dispuesto a aportar. De hecho, mañana Bajo la Cuesta quedará dividida en dos, físicamente (remedando la división entre su población), toda vez que hay adoptadas medidas para impedir el acceso a la zona del barrio que se encuentra más allá del número 31 de la única calle que existe en este núcleo. ¿Hasta cuándo?

Las administraciones se verán las caras el próximo 20 de junio por primera vez

El Ayuntamiento de Candelaria ha sido la única administración que se ha hecho cargo de los gastos motivados por el desalojo de Bajo la Cuesta, tanto de las ayudas al alquiler que se han prestado a las 11 familias que tenían su única vivienda en el barrio como de las obras realizadas en la parte del talud de Endesa situado en dominio público. El gobierno local asegura que de las reuniones solicitadas al Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife y Delegación del Gobierno -por la comisión creada entre vecinos y representantes políticos-, solo se mantuvo con la Subdelegación del Gobierno. Se da la circunstancia de que las administraciones que faltaban han dado respuesta, la semana pasada, a los requerimientos del Ayuntamiento candelariero para fijar un encuentro el próximo 20 de junio.

Un millón de euros y muchas familias pendientes de volver a sus hogares

Más de un millón de euros cuesta terminar de reparar el talud de Bajo la Cuesta. Candelaria no pagará esa cifra y su pleno acordó buscar soluciones implicando a las instituciones supramunicipales. Mientras, la mayoría de los vecinos de Bajo la Cuesta seguirán fuera de sus casas y mantendrán las medidas de protesta contra este desalojo. Sobre todos ellos, los que volverán mañana y los que no, pende la decisión final del conflicto judicial por la recuperación posesoria del espacio de dominio público marítimo-terrestre. De momento, Bajo la Cuesta sigue en pie.