Tres fueron las citas con la tradición de las romerías que ayer vivió la comarca, con San Isidro como santo y excusa para salir de parranda por Arguayo (Santiago del Teide) y San Isidro (Granadilla de Abona), mientras la Virgen de Fátima peregrinó hasta La Centinela desde Valle San Lorenzo (Arona).

La localidad granadillera vivió su edición 41 de un encuentro con las costumbres con carrozas, música tradicional, papas y mojo con carne asada y vino. Aquí se venera a San Isidro Labrados y a Santa María de la Cabeza. Esta vez la ruta fue a la inversa.

A unos kilómetros, en plena medianía, desde la parroquia de San Lorenzo Mártir y por las calles La Cabezada, San Lorenzo, La Inmaculada y la carretera TF-28 hasta el mirador de La Centinela, los aroneros de Valle San Lorenzo revivieron su ancestral peregrinación (1950), surgida con motivo de la llegada de la primera imagen de Nuestra Señora de Fátima. Desde 1973 se convirtió en una romería.

En el límite del Suroeste, en la localidad santiaguesa de Arguayo carreteras, agrupaciones folclóricas y los bailarines herreños festejaron y ofrendaron a San Isidro Labrador, como miles en todo el Sur.