La Viceconsejería de Política Social acudirá hoy a Las Tanquillas para verificar el cierre de la residencia de mayores Sor María de Jesús o centro zen Dragonfly, según lo rebautizó su directora, Margarita Morales. Ayer, ella (en calidad de investigada) y la concejal de Bienestar Social, Socorro González, declararon ante el juez que instruye las diligencias derivadas de las múltiples denuncias presentadas contra el establecimiento por supuestas irregularidades y negligencias.

El desalojo del inmueble se completó el lunes con el traslado de dos ancianas al Hogar Santa Rita (Puerto de la Cruz), facilitado por el IASS, al igual que para una tercera persona que fue recogida por su familia el mismo día en una gasolinera de Arafo.

El viceconsejero de Política Social, Francisco Candil, explicó a Radio Club Tenerife que el decreto de cierre cautelar se produjo sin concluir el expediente "ante la gravedad de la situación", asegurando que en los nueve años transcurridos desde la primera denuncia "había un cierto halo de impunidad". La actuación de la directora durante el último fin de semana fue, a su juicio, "con nocturnidad y sin escrúpulos".

"Tírame comida, paso hambre" fueron los gritos que escuchó Conchi, la vecina de Las Tanquillas que aportó la prueba definitiva para el cierre de este centro: una grabación de vídeo realizada el 30 de abril y el 1 de mayo. Había un grupo de "entre 15 y 20 mayores deambulando solos por el patio". En su intervención radiofónica explicó que "se veía que no estaban bien alimentados". Conchi denunció una obra no autorizada "que causaba molestias a los vecinos", consistente en techar el patio. "Se descubrió que dentro había ancianos cuando ella decía que no los había desde enero". Además de afirmar "llevo 13 años aguantando y no me va a amedrentar", definió a Margarita Morales como "prepotente y altiva".

Candelaria, la nieta de Laura, la "única anciana" que la directora decía que estaba en el centro el sábado por la noche, explicó que ese día su abuela estuvo desde las siete de la tarde hasta las 12 y media de la noche sentada en una silla de ruedas a la puerta del centro, sin que la directora respondiera si había cenado ni permitiera que le llevaran del exterior ni un jugo. En el servicio de Urgencias del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria, a donde fue trasladada Laura finalmente, le diagnosticaron úlceras infectadas y una infección de orina. La familia pagó todo el mes de servicio en el centro y la anciana salió del mismo al poco de comenzar el día 21, dijo.