Seis de cada diez yihadistas detenidos en España pertenecen a las segundas generaciones, es decir, son descendientes de inmigrantes musulmanes que han nacido o crecido en territorio español al margen de que tengan o no la nacionalidad, una media que se refleja desde el año 2012.

Esta es una de las conclusiones del libro "Yihadismo y yihadistas en España. Quince años después del 11-M", del director del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, Fernando Reinares, y los investigadores del mismo Carola García-Calvo y Álvaro Vicente, presentado hoy en un acto con la intervención del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Fernando Reinares ha comentado que estas cifras ponen de manifiesto que "el yihadismo en España se ha transformado en un fenómeno endógeno, que no lo era antes pues hasta 2012 ocho de cada diez yihadistas detenidos en territorio español eran inmigrantes de primera generación procedentes sobre todo de Marruecos.

El titular de Interior ha subrayado que desde los atentados cometidos en Madrid el 11 de marzo de 2004 han sido detenidas en España 797 personas por su relación con el terrorismo yihadista, a los que hay que sumar otras 109 arrestadas en otros países pero fruto de investigaciones en las que participaban las Fuerzas de Seguridad españolas.

Ha especificado que el año pasado se produjeron 29 arrestos en España por este tipo de terrorismo y en lo que va de 2019 la cifra asciende a 20.

El trabajo del Real Instituto Elcano ha analizado los 200 yihadistas condenados ya en España desde 2004 y los quince que fallecieron en territorio español, es decir los siete que murieron en Leganés (Madrid) tras los atentados del 11-M y los ocho que perdieron la vida tras los cometidos en 2017 en Cataluña.

Otra de las conclusiones del estudio es que dos son los factores que explican el proceso de radicalización en siete de cada diez casos.

Por una parte la exposición, más cara a cara que a través de internet, a un agente de radicalización, por lo común alguien con trayectoria como activista o una figura religiosa, y por otra la existencia de vínculos afectivos previos basados en relaciones sociales de parentesco, amistad o vecindad con algún yihadista.

Entre los yihadistas condenados o muertos en España de 2004 a 2018 la pauta predominante no fue la de actuar como "lobos solitarios" sino implicarse en células, grupos y redes, según las conclusiones del Real Instituto Elcano.

El informe añade que hasta 2011 nueve de cada diez actuaron dentro del territorio español, donde residían, pero a partir de 2012 cinco de cada diez optaron por irse a la zona de conflicto que surgió en Siria e Irak como combatientes terroristas extranjeros del Estado Islámico.

En Cataluña residía el 33,2 por ciento de los yihadistas condenados o muertos en España entre 2004 y 2018, lo que el trabajo relaciona con la mucho mayor presencia de musulmanes salafistas en esta comunidad autónoma respecto a las demás.

Este porcentaje es seguido por el 23,9 por ciento en Madrid, el 12,4 por ciento en Ceuta, el 9 por ciento en Andalucía, el 8 por ciento en Melilla y el 4,5 por ciento en la Comunidad Valenciana -el 9 por ciento restante residía en otros lugares de España-.

Fernando Grande-Marlaska ha comentado que el análisis realizado en este trabajo demuestra que hay que profundizar en la cooperación para la lucha contra el terrorismo no solo en el seno de la Unión Europea (UE) sino también con los países del norte de África y la zona del Sahel.

Ha advertido de que uno de los mayores riesgos que debe afrontar ahora la UE es el de los yihadistas que han combatido en Siria e Irak y retornan ahora a sus países de origen.