Cientos de personas despidieron ayer, "deshechos y sobrecogidos", a los tres trabajadores muertos el lunes pasado en la explosión registrada en una pirotecnia de Guadix (Granada), cuya catedral acogió la misa funeral.

Los féretros de Miguel, Eduardo y José, de 30, 52 y 55 años, llegaron poco después de las 11:00 horas a la catedral de Guadix, donde fueron recibidos en silencio por numerosos vecinos, amigos y familiares para darles el último adiós en un funeral al que asistió la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.

La misa, que se prolongó una hora, estuvo presidida por el administrador diocesano José Francisco Serrano y fue concelebrada por los sacerdotes del resto de las parroquias de este municipio granadino de unos 19.000 habitantes que, en señal de duelo, cerraron los comercios durante el funeral.

Durante el oficio, en el que los familiares estuvieron arropados por numerosos vecinos, uno de los sacerdotes expresó el ánimo "deshecho y sobrecogido" con el que Guadix despide a estos tres trabajadores.

Al término del funeral, los féretros fueron trasladados a pie al cementerio de Guadix, donde dos de las víctimas recibirán sepultura, mientras que la tercera, de 55 años, será incinerada.

La pirotecnia María Angustias sufrió una deflagración con una fuerte onda expansiva el pasado lunes que provocó la muerte de tres de sus trabajadores y lesiones leves a otros tantos.

Los resultados preliminares de la autopsia practicada el martes en el Instituto de Medicina Legal de Granada apuntan a un "shock politraumático" por explosión como causa de las muertes.

La Guardia Civil mantiene abierta una investigación para esclarecer los motivos del accidente laboral en la que participa el grupo de técnicos especialistas en desactivación de artefactos explosivos (Tedax).