Cuatro años de cárcel y el pago de una indemnización que suma 34.000 euros es la condena impuesta a la ciudadana holandesa F.V., acusada de haber destrozado la cara de su amiga con un vaso mientras "estaban de marcha" durante sus vacaciones en el Sur de la Isla.

El altercado tuvo lugar en la madrugada del 13 de septiembre de 2015 cuando ambas se encontraban en los alrededores del centro comercial Las Verónicas, en Arona. En un momento dado se inició la pelea en el transcurso de la cual la acusada golpeó el rostro de su amiga con la copa de cristal. La consecuencia es que ésta sufrió diversas heridas en el rostro, brazo izquierdo y espalda y la fractura de un diente, a lo que se unió con posterioridad un estrés postraumático.

En total fueron necesarios 180 días hasta llegar a la curación total, de los que durante 42 la joven no pudo ocuparse de sus tareas habituales y 34 permaneció ingresada en el Hospital. Aún hoy presenta una herida en el rostro que es muy visible y resulta ligeramente deformante.

Después de haber sido suspendida en tres ocasiones, la vista tuvo lugar recientemente mientras la acusada intervenía desde un juzgado en los Países Bajos. En el transcurso del juicio, F.V. se declaró inocente pese a reconocer que tuvo una pelea con su amiga aquella noche. El Tribunal, sin embargo, ha dado plena credibilidad al relato de la víctima, que siempre se ha mantenido inalterable a lo largo de todo el proceso judicial en sus hechos más relevantes.

No prosperó el argumento de la imputada que intentó atribuir a su amiga un excesivo consumo de alcohol y un presunto desequilibrio psíquico. También se tuvo en cuenta la declaración de los policías que aquella noche fueron a buscarla al apartamento en el que se encontraba.

Los agentes relataron que la acusada declaró su autoría de forma espontánea. Fue imposible localizar otros testigos de los hechos, a lo que se sumó que en la zona no había cámaras de seguridad funcionando. El atenuante de consumo de alcohol fue descartado en cuanto que la propia condenada lo negó y por el contrario se contempla el agravante de la amistad que mantenían ambas y la ausencia de justificación en el ataque.