El próximo viernes se cumplirá un año desde el asesinato de Asunción González, la mujer que fue golpeada brutalmente en un garaje del barrio santacrucero de Añaza. A día de hoy, el autor continúa en libertad y el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional prosigue su búsqueda. La fallecida residía en la Rambla de Añaza y el trágico suceso ocurrió en el aparcamiento de un edificio de la avenida Bentacayse, donde guardaba su coche nuevo.

La hija de la víctima, Sonia Fernández González, manifiesta que "no sabemos nada" y, "como familiar, me tendrían que dar más información".

A pesar de que es consciente de que existe secreto de sumario sobre el caso, Sonia insiste: "Necesito que hablen conmigo y me expliquen cómo ocurrió". En ese ámbito, tampoco desea que haya margen de error a la hora de identificar y capturar a los responsables de esta muerte violenta, es decir, "que se atrape al autor real".

Quiere que "aparezca la persona que hizo eso", "porque estoy igual o peor que al principio". Reconoce que, después de mucho insistir, los agentes que llevan la investigación se han reunido dos veces con ella, "pero solo me dicen que todo sigue igual y que está bajo secreto de sumario". Sonia asegura que está "desesperada y muy nerviosa". La falta de certezas, junto a los comentarios de algunas personas y los mensajes recibidos desde que ocurrió la tragedia, no la ayudan en absoluto. Dice que le han llegado a mandar fotos manipuladas sobre el lugar en el que alguien acabó con la vida de su madre. La falta de civismo ha llegado al extremo de que alguien intentó entrar en la casa de la víctima (que está precintada judicialmente) cuando se estaba celebrando su entierro. Y después lo han intentado otras dos veces.

Espera que muchas personas comprendan: "La afectada soy yo", y apunta: "Para mí, el culpable no es de nuestro barrio".

Doce meses después de vivir una pesadilla, Sonia Fernández piensa que "alguien tuvo que ver u oír algo". Por eso pide que, si existe algún testigo potencial, que por carta u otro medio se ponga en contacto con la Policía, para poder esclarecer el asunto. Sonia explica que, desde que ocurrió el asesinato, tuvo que dejar el trabajo: "Me cuesta mucho relacionarme con la gente; no estoy igual que antes. Tengo pánico a salir a la calle, por que no sé si me va a pasar algo".

Asegura que no puede vivir con esa persona fuera de la cárcel y que es complicado verse en su situación. Es consciente de que las "pesadillas e imágenes" que todavía hoy le vienen a la cabeza en cualquier momento, la van a acompañar toda su vida.

Demanda que alguien le aclare algunas dudas sobre el parte de defunción. Sonia se ve "sola e indefensa" para afrontar diversos trámites burocráticos, entre otras cosas porque ella y su marido están en paro y, según manifiesta, no tiene dinero para afrontar esas gestiones. Afirma que su hermana padece autismo y actualmente se encuentra interna en un centro adaptado. Como víctima secundaria de este caso, Sonia Fernández reclama a las autoridades un cambio en las leyes para endurecer las penas de prisión, con el objetivo de que aquellas personas que cometen homicidios, asesinatos o violaciones y son condenadas por ello "no salgan a la calle a los pocos años". Entre otras cosas, esta vecina de Añaza espera aprender a vivir algún día con su tragedia.

Diecisiete horas sin ser localizada

Asunción González fue asesinada en la madrugada del 19 de octubre en un garaje. Por la hora en que alguien la mató, la víctima se dirigía a su trabajo. "Asun", como era conocida por sus familiares, amigos y conocidos, siempre acudía a la empresa de pollos en su propio coche y acompañada por una amiga. Aquella jornada, esta última mujer tuvo que ir a su puesto laboral con su marido, porque la madre de Sonia no llegó al punto de encuentro. Tras extrañarle que no se presentara en todo el día ni avisara de que no podía asistir, dicha testigo decidió buscarla por la tarde en el aparcamiento donde Asunción guardaba su vehículo nuevo. Y fue allí donde descubrió el cuerpo.

No llegó a mover el automóvil

En realidad, la víctima no llegó a mover su turismo de la plaza del garaje que hacía pocas semanas había alquilado en un edificio de la Rambla de Bentacayse. Entre su vivienda y el referido aparcamiento, Asunción debía caminar unos cinco o seis minutos. Los investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional tratan de determinar si su asesino la siguió en ese trayecto o la esperó en el interior del estacionamiento.

Presentaba importantes golpes en la cara

Según una de las fuentes consultadas tras el trágico suceso, la víctima presentaba fuertes golpes en la cara y su cuerpo estaba boca abajo. En las primeras horas, familiares de la víctima y algunos vecinos colaboraron con los funcionarios investigadores. Sin embargo, hasta ahora no se han encontrado suficientes pistas para presentar ante la autoridad judicial competente a algún acusado.

Sonia, angustia desde el primer momento

Desde el día siguiente a que se produjera el terrible hallazgo, Sonia Fernández González manifestó a EL DÍA: "Era la mejor madre y la necesito". La hija de Asunción reconoció: "Hemos llevado una vida muy complicada y esto es un golpe muy grande". Para Sonia, su madre "no merecía morir así". Antes de residir en Añaza, la víctima vivió en el barrio de San Pío X, en Ofra. Aclaró que su progenitora "no bebía ni consumía (droga)", así como que la patología de su hermana la había afectado. Está convencida de que "Asun" no causó daño suficiente para acabar de esa manera. Por ahora, en este caso faltan muchas incógnitas por resolver. Y los agentes continúan su labor para tratar de esclarecerlo y, entre otras cosas, poder ofrecer más tranquilidad a la familia.