El joven acusado de la muerte de una transexual el 23 de octubre de 2016 en un edificio de Cabo Llanos, en el centro de Santa Cruz de Tenerife, Roberto L. Ll., se declaró ayer "absolutamente" inocente en la primera jornada del juicio con jurado que tiene lugar esta semana. Tanto sus abogados defensores como el imputado aseguran que la mujer estaba aquella noche "muy alterada" y presentaba tal estado de "nerviosismo" que, por ejemplo, constantemente miraba debajo de la cama porque decía que la espiaban.

Entre las tres y las cinco de la mañana, el procesado y la víctima, Luis Antonio Reyes Montilla, conocido como Diana o Lorena, estuvieron en su cuarto practicando sexo a cambio de dinero y consumiendo alcohol y cocaína.

Según el acusado, debido a sus fracasados intentos para tranquilizarla, se vistió y se marchó precipitadamente, mientras Lorena lo intentaba impedir con gritos y amenazas de que le iba a acusar de hacerle daño. Era la tercera vez que estaban juntos. Finalmente, Roberto se fue, montó en su coche y, al llegar a Guamasa, regresó y acudió a una Comisaría para recuperar el móvil y una chaqueta que se dejó en la casa. Ayer dijo que entonces no sabía que la mujer cayó al patio y menos que ya estaba muerta. No se atrevió a presentarse antes a las autoridades por la "vergüenza" que sentía de haberse acostado con una transexual. El fiscal sitúa al acusado en la habitación cuando la mujer saltó por la ventana y que, además, lo hizo por las amenazas que recibía del acusado; hasta el punto de haber sufrido una herida con un cuchillo, que el acusado jamás reconoció que era suyo. Como prueba, la Fiscalía presenta las imágenes obtenidas por la cámara de seguridad del edificio cuando entraba y salía del mismo. El Ministerio Público recuerda que la muerte no fue inmediata y que la propia víctima pudo confesar a un policía lo que había ocurrido. Por ello, considera que se está ante un homicidio y pide 14 años de cárcel y 120.000 euros de indemnización a los herederos. Una versión que apoya la acusación particular, representada por el marido de la fallecida. Los abogados de la defensa, Manolo García de Mesa y María Luz Vera Morales, reconocen que el acusado "no es ningún santo", pero se mostraron convencidos de su inocencia y de que no estaba en el piso cuando Lorena cayó al patio. Apuntan que en el cuchillo hallado en su coche no existe ningún resto de sangre, al igual que en sus ropas. Otro argumento de la defensa es que por sus dimensiones era imposible llevar el arma encima sin que se viera. El acusado declaró que lo usaba para pescar. "Todo esto me sigue dando mucha vergüenza, se me acusa de algo que no he cometido ni hecho", señaló. El jurado escuchó la declaración en sede judicial de una inquilina del edificio, que dijo que cuando se fue a acostar vio a Lorena en un estado normal. y que sobre las cuatro y media de la mañana la despertó dando golpes en la puerta "muy descontrolada" pidiendo auxilio porque un hombre la estaba "amenazando o atacando".