La Policía Nacional ha detenido en Madrid y Parla a 28 presuntos integrantes de una organización dedicada a obtener, a través de la falsificación de recetas médicas, grandes cantidades de benzodiacepinas para venderlas en Marruecos, donde son utilizadas para crear una droga llamada "karkubi".

Según informa la Dirección General de la Policía, se trata de una organización criminal que obtiene benzodiacepinas con recetas robadas a facultativos y luego las vende a Marruecos, donde el precio de los fármacos aumenta un 11.000%.

Allí, este tipo de psicotrópico es mezclado con hachís, alcohol, harina o colorante para elaborar una droga conocida como "karkubi", consumida en Marruecos por los estratos sociales más desfavorecidos.

Una vez identificados y localizados 28 presuntos integrantes de esta banda en Madrid y Parla, fueron detenidos y puestos a disposición judicial por delitos contra salud pública, falsedad documental, hurto, estafa y pertenencia a organización criminal, pero la investigación sigue abierta y la Policía no descarta que haya más detenciones.

Durante los registros efectuados fueron intervenidas 33.000 pastillas, 581 recetas médicas, nueve sellos facultativos, 14 tarjetas sanitarias, más de 48.000 euros en metálico, seis vehículos de alta gama y una troqueladora de matrículas.

La investigación arrancó a principios de este año, cuando numerosos facultativos manifestaron a la Policía que les habían robado talonarios de recetas, sellos facultativos y tarjetas sanitarias.

Los miembros de la red falsificaban esas recetas, de forma manuscrita o con "avanzados métodos informáticos", pero siempre de manera tan precisa que, según la Policía, resultaba "casi imposible detectarlas".

Al principio, la banda compraba las benzodiacepinas solo en Madrid, pero más tarde, debido al cerco policial que les acorralaba, extendieron su radio de acción hasta Castilla-La Mancha, Castilla y León y la Comunidad Valenciana.

Lo hacían trasladándose en grupo a esas comunidades cargados de recetas falsificadas y, una vez allí, se distribuían en grupos más pequeños por las farmacias, donde cada uno de los componentes llegaba a obtener entre quince y veinte cajas en un solo día.

Después, los fármacos se entregaban al cabecilla del grupo por un valor que oscilaba entre los 30 y 40 euros por caja, y éste se los llevaba a otro integrante de la red encargado del almacenaje y de organizar el transporte a Marruecos.

En ese país el valor del medicamento se disparaba en el mercado negro hasta aumentar en un 11.000 %, debido a que su principio activo se utiliza para crear "karkubi".

La Policía calcula que el valor de las 33.000 pastillas intervenidas en esta operación podían haber alcanzado un valor de 150.000 euros.

Los miembros del grupo adoptaban importantes medidas de seguridad para no ser capturados, cambiando constantemente de domicilio, de teléfono y de vehículo. Según la Policía, la banda llegó a utilizar hasta seis coches distintos en un solo día.

Ello ha dificultado la investigación, que se ha prolongado durante seis meses hasta que finalmente se ha saldado con 28 detenidos a principios de junio.

La operación aún continúa abierta y no se descartan nuevas detenciones.