El acusado de asesinar a un joven que hace tres años entró en su finca de Arafo para robar, identificado como J.S.M., asegura que si no llega a disparar "mi mujer y yo estaríamos hoy muertos". Ayer comenzó el juicio con jurado en el que la Fiscalía y su abogado piden la libre absolución del acusado al considerar que actuó en defensa propia. El Ministerio Público solo solicita dos años de prisión por carecer de licencia para usar el arma con la que disparó, mientras que el abogado defensor reduce esta posible condena a seis meses. La acusación reclama diez años de cárcel y casi 78.000 euros de indemnización.

J.S.M. recordó que el 1 de marzo de 2015 estaba por la noche en la barbacoa de su finca de Arafo viendo un partido de fútbol. Dos extraños con caretas, que el día anterior estuvieron merodeando su propiedad, le exigieron que abriera la puerta. Una vez dentro pedían de forma insistente que les dieran el contenido de una supuesta caja fuerte que, según creían, estaba bajo custodia de la esposa y en la que guardaban miles de euros. De ahí que el grueso de los ataques y amenazas se dirigieron a la mujer, a la que llegaron a dar un golpe fuerte al trincarle la mano con la puerta y a quien golpearon varias veces con fuerza. Ella les aseguraba que no tenían dinero, pero se ofrecía a darles una tarjeta de crédito.

Lo cierto es que sí existía una pequeña caja fuerte pero en su interior solo había una pistola cargada que su hijo le había regalado. Cuando J.S.M. vio que la situación empeoraba cada vez más les dijo que iba a sacar el dinero, pero en realidad lo que hizo fue coger el arma y lanzar dos disparos. Un tiro causó la muerte del joven. El otro ladrón, un menor por aquellas fechas, logró huir. "El error de ellos fue centrarse en mi mujer y no darse cuenta de lo que yo iba a hacer", dijo. Mientras todo esto ocurría una cuñada había logrado esconderse en el baño y desde allí hizo varias llamadas pidiendo auxilio. El hombre mayor dice que tuvo la posibilidad de huir, pero, al ver la situación de peligro en la que estaba su esposa, decidió que "si había que morir, moriríamos los dos". Nunca pensó que había matado al joven hasta que los guardias civiles descubrieron el cuerpo en la zona del tendedero. La abogada de la acusación intentó que el acusado incurriese en contradicciones en su relato, como resaltar que tras los disparos el hombre escondió el revólver en el garaje y que en un principio no comentó a los agentes que había disparado hasta que encontraron el cuerpo. La fiscal explicó a los miembros del Jurado que los asaltantes usaron palos, una pistola simulada y elementos para forzar la ventana y que, además, golpearon sin miramientos tanto al acusado como a su esposa, a quienes causaron lesiones de bastante gravedad.

"Aquí nadie cuestiona que estamos ante un fallecimiento porque el propio acusado lo reconoce. Ni el peor de los criminales merece morir y nadie puede tomarse la justicia por su mano. Pero también hay que ponerse en el lugar de quien está en su domicilio, el lugar más seguro que conocemos, y ver cómo entran dos personas armadas y nos amenazan. No podemos evitar ser humanos y que nuestro instinto es el de defender el bien más preciado: la vida propia y la de los seres queridos. Estamos ante una muerte por protección y supervivencia", señaló la representante del Ministerio Público. La acusación anunció que, pese a los hechos producidos, va a intentar demostrar en estos días que no estaba justificado el asesinato. La defensa indicó que, efectivamente, "nadie se merece la muerte pero hay circunstancias en la vida cuyas consecuencias debemos asumir". En la sesión de ayer intervino la madre del fallecido, quien aseguró que le habían ofrecido 33.000 euros para retirarse de la causa, lo que la defensa negó una vez que estaba fuera de la sala, aunque sí admitió que intentaron que retirara la acusación dadas las especiales características del caso. La madre rechazó que su hijo tuviera problemas con las drogas o "encontronazos" con la Justicia y dijo que cuando se enteró de lo ocurrido no se lo pudo creer. "Lo único que pido es justicia", señaló. Su padrastro, con el que convivía desde la separación de su madre en 2010, también negó que tuviera problemas con las drogas y que no fue hasta después de la muerte y vieron el móvil cuando comenzaron a darse cuenta de la vida real del fallecido, que popularmente era conocido como "Macana".