Un hombre ha sido condenado a dos años y medio de cárcel por amenazar y agredir a una prostituta a la que había recogido en la avenida José Manuel Guimerá de Santa Cruz. La Audiencia Provincial le obliga, además, a mantenerse alejado trescientos metros durante otros cinco años más, pagarle 150 euros por las lesiones causadas y 2.000 euros por los daños morales. También ha sido condenado a comprarle un nuevo teléfono móvil a la víctima después de que lanzara por la ventana del coche el que era de su propiedad.

Los hechos tuvieron lugar en el mes de marzo de 2016 cuando, sobre las 1:20 de la mañana, el acusado se dirigió con su vehículo a esta calle y recogió a la prostituta, con quien concertó un servicio. El hombre condujo entonces por la autopista del norte mientras agredía a la mujer a la vez que le dirigía expresiones para asustarla como: "Te voy a matar, quiero violarte, te voy a dejar preñada y después te voy a matar, te voy a llevar a un sitio que no conoces y te voy a matar". Durante este forcejeo llegó a lanzar por la ventana el teléfono móvil de la víctima cuando esta intentaba pedir auxilio a una amiga.

Igualmente, tiró de su pelo y le pedía que observara los cables que llevaba en la parte trasera del coche, hasta que en un descuido la mujer consiguió detener el vehículo y escapar dejando un bolso con sus pertenencias. Como consecuencia del ataque, la prostituta sufrió diversas lesiones en un pecho y tibia derecha que tardaron tres días en curarse.

El condenado recurrió la sentencia inicial al negar que no se pudieron demostrar las imputaciones, basadas únicamente en las declaraciones de la víctima. Desde la Audiencia se indica que en este caso se cumplen los requisitos para considerar cierta la denuncia, ya que se había llevado a cabo con las debidas garantías.

El fallo, que es recurrible ante el Tribunal Supremo (TS), recoge que se practicaron diversos medios de pruebas que corroboran la versión ofrecida por la perjudicada. Entre ellos, la declaración de una compañera, quien ratificó que esta había subido al vehículo e incluso llegó a anotar la matrícula, lo que permitió que fuese localizado por la policía.

La testigo también recibió la llamada de emergencia en la que la perjudicada le informaba de que el hombre que la había recogido la llevaba a un lugar desconocido, momento en el que la comunicación se cortó. Otra prueba considerada válida es que tanto la víctima como el agresor presentaban lesiones compatibles con el relato de los hechos.