El mal olor permitió detectar el pasado domingo restos humanos en descomposición en una parcela de Amarilla Golf, en San Miguel de Abona. Estaban enterrados a unos tres metros de profundidad, bajo piedras y tierra.

El dispositivo de inspección ocular y la búsqueda de pruebas se prolongó hasta primeras horas de la tarde de ayer en la calle Aulaga, un trabajo en el que agentes del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil y la Unidad Orgánica de Policía Judicial del Instituto Armado contaron con la ayuda de una máquina retroexcavadora. Además, los investigadores utilizaron azadas y palas para inspeccionar la tierra que estaba junto a los restos.

Ayer no hubo confirmación oficial sobre la identidad de la persona fallecida, pero una de las hipótesis que se maneja es la de que se trate del vecino de San Isidro desaparecido hace 12 días, Víctor A.M.G., a falta de las pruebas de ADN. Ese proceso de análisis genético no ha comenzado, porque el cadáver todavía está en el terreno de Amarilla Golf y se prevé que hoy se realice su levantamiento.

El taller en el que trabajaba Víctor A.M.G. y la parcela que lo circunda distan unos 20 metros del terreno donde aparecieron los restos humanos.

Tanto el garaje donde se reparan coches como la finca que lo rodea permanecen precintados por el Laboratorio de Criminalística, lo que indica que en breve pudiera producirse en dicho recinto una nueva inspección de los agentes.

El propietario de ese taller es un ciudadano británico, que ha sido denunciado en diferentes ocasiones por las autoridades municipales y el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil por la actividad de ese negocio. La edificación, que nunca fue terminada, cuenta con estancias en la parte superior.

La parcela donde actuaron ayer los investigadores y el inmueble en el que se encuentra el taller están separados por una valla de obra. Los restos permanecen en una zanja anexa a las obras de construcción de unos chalets, muy cerca de la calle principal del complejo de Amarilla Golf.

Tras detectar en la tarde del pasado domingo un fuerte mal olor, operarios de la zona, guardias civiles y policías locales realizaron tareas de excavación y verificaron que en el lugar había un cadáver. Los trabajos fueron seguidos ayer, en todo momento, por familiares y amigos de Víctor A.M.G. presos de un estado de evidente angustia.

La mujer que fue casera del vecino de San Isidro afirmó que este y su pareja pasaban supuestamente por una difícil situación económica. Recordó que, tras llegar de Venezuela, instaló un taller en Gran Canaria y, "cuando se dieron cuenta", tenían una deuda económica importante, según le confesaron. A la casera también llegaron a deberle algo de dinero y la pareja de Víctor le dijo que ella "no podía seguir así y que se iba a vivir a una casa de acogida".

Supuestamente, Víctor A.M.G. llevaba trabajando en el taller de Amarilla Golf desde septiembre pasado y antes de instalar su propia empresa de reparación de coches en Gran Canaria había residido en Venezuela, de donde es natural su pareja.

La casera de Víctor A.M.G. relató que la última vez que lo vio fue el día de su desaparición, el 8 de febrero. El hombre le dijo que acudiera al taller para entregarle el "mando". Pero, tras pasar por su puesto de trabajo hasta en tres ocasiones y en días diferentes, el propietario aseguró que no lo había visto por allí desde la fecha en que su pareja lo echó en falta. La casera definió a Víctor y su mujer como "personas muy educadas".