La enfermera del Hospital Universitario de Canarias (HUC) que atendió a la menor fallecida en 2014 por una supuesta negligencia médica profesional aseguró que no se acuerda de nada de lo ocurrido en aquellas jornadas. La facultativa acudió recientemente a declarar en calidad de testigo a los juzgados de La Laguna en los que se instruye esta causa, después de que hace algunos meses lo hicieran los tres médicos imputados.

No obstante, la enfermera reconoció que, efectivamente, le correspondió trabajar en el turno en el que tuvieron lugar los hechos y que por orden de la pediatra que permanece como investigada, cumplió con el tratamiento fijado para calmar las náuseas que sufría la menor tras una intervención que, en teoría, no representaba riesgo alguno. Todo ello después de que el abogado de la acusación y doctor en Derecho, Andrés Martín Cruz, presentase los partes en los que se ratifica que la testigo estuvo presente en el HUC después de la operación y había dado los medicamentos prescritos por la pediatra.

En los juzgados de La Laguna y el mismo día también declararon otras dos enfermeras, aunque ambas pudieron demostrar que aquella jornada no habían trabajado.

Ahora queda por escuchar en videoconferencia la declaración de una doctora de patología del Hospital de La Paz de Madrid, a la que fue trasladada la menor y donde falleció 36 días después de la intervención llevada a cabo en Tenerife.

Este testimonio se considera clave por parte de la acusación, en cuanto permitirá demostrar que la negligencia se produjo en el HUC, en contra de lo que aseguran los facultativos investigados.

La menor fue ingresada en el mes de junio en la Unidad de Pediatría del citado complejo hospitalario para ser sometida a una operación quirúrgica conocida como Funduplicatura de Nissen Laparoscópica (RGE), al padecer un problema puntual de reflujo gastroesofágico, ya que de resto la joven se encontraba perfectamente sana.

Sin embargo, tras la operación su estado fue empeorando progresivamente hasta el punto que tuvo que ser trasladada al Hospital La Paz de Madrid a finales del mes de julio.

Finalmente, la menor falleció en la capital española tras dos intentos fallidos de trasplantarle el hígado.

En la querella se apunta que la muerte tiene su origen en las complicaciones derivadas de la falta de diagnóstico y de una inmediata intervención quirúrgica.

Recetar por teléfono

La ahora imputada optó por recetar a través del teléfono la administración de analgésicos para el dolor y de zofrán para las náuseas. En los días siguientes se prescribió un tratamiento analgésico contraindicado en estos casos. Los denunciantes dicen que los imputados, pese a reconocer el riesgo que existía tras la operación, "optaron por mantener una actitud pasiva y no actuaron en la confianza de que no se produciría daño alguno a la menor" tinerfeña.