J.F.M.R. debe cumplir cuatro años de cárcel por intentar matar con una escopeta de perdigones a otro hombre, debido a que los perros de este último molestaban a sus cabras en Granadilla. El Tribunal Supremo (TS) viene así a hacer firme una sentencia de la Audiencia Provincial en la que también se le obliga a pagar 45.000 euros por las lesiones causadas.

El 15 de agosto de 2013, ambos vecinos mantuvieron una discusión sobre las supuestas molestias que estaban padeciendo las cabras del condenado por la presencia de unos perros de caza propiedad de la víctima. El procesado abandonó el lugar en su vehículo y se dirigió a su domicilio en San Isidro, donde se hizo con una escopeta y se dirigió a la finca. Allí cogió unos cartuchos, cargó su arma y volvió al barranco, donde esperó a este vecino en lo alto de un montículo, escondió la escopeta en el suelo y reinició la discusión. En un momento dado, el condenado se dirigió a la víctima diciéndole: "ven para fuera machote que te voy a dar un regalito" y a partir de aquí, a una distancia de entre 10 a 23,5 metros, sorpresivamente sacó el arma y disparó hasta 120 perdigones, causándole múltiples impactos sobre todo en la barriga y antebrazo derecho, que tardaron dos meses en curarse. Inmediatamente después se dirigió al cuartel de la Guardia Civil, donde confesó ser el autor de los disparos alegando que fue objeto de amenazas. Negó que tuviese la intención de matar a este vecino, sino que solo quería asustar a los perros que molestaban a su ganado.

Entre los argumentos del recurso ante el TS, que fueron descartados, estaba un informe pericial en el que se recogía que el cartucho de munición empleado no era idóneo para causar la muerte de un ser humano.