Carla y Ainhoa hacían el camino entre La Laja y El Bailadero. La indicación de una vecina no fue suficiente para orientarse y, tras perder la ruta correcta, la única opción era seguir escalando para no matarse al volver por donde acababan de pasar. Al llegar a la última cima, Carla, que iba delante, se confió porque había grandes helechos, pero pisó en falso, cayó y empezó a rodar por la ladera. "Pensé: tengo la espalda cubierta por la mochila, me cubro la cabeza con las manos y me intento agarrar a lo que pueda", explicó ayer. Se dio cuenta de que podía morir y trató de aferrarse a cualquier cosa con una de las manos. "Me quedé enganchada a algo", recuerda esta estudiante peninsular. Su amiga se arrastró sentada por la ladera, hasta que se sujetó a la rama de un árbol con una mano y pudo tenderle la otra a Carla, que se subió sobre la misma rama. Su amiga tenía las piernas estiradas, pero a ella no le cabían, por lo que permaneció durante muchas horas en la posición de "sentadilla". Según Carla, eran las 18:00 horas del pasado lunes. Avisaron a la sala del 1-1-2. Miembros de Protección Civil llegaron a las cercanías a las 23:00 horas, pero no podían acceder hasta ella sin material de escalada. Esta estudiante, que reside en Tenerife, señala que, si la rama se hubiera roto, "hubiésemos caído y nos matamos". Explica que "tardaron bastante en localizarnos, pero cuando se hizo de noche fue algo más fácil porque teníamos linternas y podían ver dónde estábamos". La situación empezó a ser preocupante. Según Carla, hubo un momento en que desde el 1-1-2 les sugirieron que, a lo mejor, tenían que esperar al amanecer para que las rescataran desde un helicóptero. Esa opción no les pareció la idónea a las afectadas. Hasta que las llamó un agente del Greim. La joven estudiante señala que "la forma de hablar y la seguridad del guardia civil me tranquilizaron". Sus palabras fueron "en tres horas estamos allí y las vamos a sacar de manera inminente", según explica Carla. "Las piernas nos temblaban y hacía un frío que te mueres", comenta. Y los agentes cumplieron su palabra. Esta rescatada señala que había hecho rápel en un par de ocasiones y "eso me dio seguridad" a la hora de descender por las cuerdas que colocaron los guardias.