Cuando se han cumplido casi ocho meses de la retención ilegal y homicidio del empresario granadillero Raimundo Toledo, el Juzgado de Instrucción que lleva el caso todavía no dispone del informe definitivo de la autopsia.

Ese documento resulta esencial para la calificación del caso y para intentar conocer qué ocurrió exactamente la noche del martes 15 de diciembre, cuando, al menos dos hombres, esperaron, golpearon y metieron en su propio todoterreno al que hasta ese momento fue propietario de la gasolinera TGas de la carretera de El Médano, en Granadilla. Ese suceso ocurrió frente a la casa de la víctima, en las cercanías de la avenida 25 de Julio de la capital tinerfeña. Y, más tarde, ese vehículo, un Honda CRV, fue lanzado en llamas por la ladera de la Montaña de La Centinela que da a San Miguel de Abona, con el cadáver de Raimundo Toledo en su interior.

La eficaz investigación del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional y la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil permitió detener a los pocos días a ambos individuos (un cubano y un argentino nacido en Australia), así como a una mujer cubana (pareja de un sobrino de la víctima y que supuestamente también mantenía relaciones con el otro caribeño arrestado). También fue imputada por los hechos la hija de esta última arrestada, por encubrimiento.

Según las fuentes consultadas, los investigadores tienen indicios de que el teléfono móvil de la mencionada mujer cubana estuvo en la ladera de la Montaña de La Centinela en dos momentos.

Estas novedades en la investigación tienen relevancia, puesto que la mencionada mujer cubana, Sandra P.R., aseguró que, cuando se produjo el episodio de La Centinela, estaba en un centro médico de San Isidro. E, incluso, aportó documentación de que estaba en ese recinto por un problema de salud.

Además, otra de las novedades del caso es que los investigadores han imputado a una quinta persona. Se trata del conductor que, después de que se tirara el todoterreno de Toledo y su cadáver por la ladera, trasladó en su vehículo al cubano y al argentino a Santa Cruz de Tenerife para tratar de recoger el coche que utilizaron para vigilar la llegada de la víctima a su vivienda. En dicho turismo habían dejado cinta americana, una pistola simulada y hasta un teléfono móvil. Sin embargo, cuando llegaron a la capital descubrieron que el Seat había sido retirado del lugar. La Policía Nacional se lo había llevado a la Comisaría para recoger huellas. Supuestamente, el análisis del tráfico de llamadas en el teléfono del argentino (nacido en Australia) también determinó que estuvo en La Centinela. Y esos datos son opuestos a lo declarado en su día por el mencionado conductor. El Juzgado de Instrucción número 5 de Santa Cruz de Tenerife, que lleva el asunto de la retención ilegal y el homicidio del empresario, ya ha requerido al Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife para que aporte el informe definitivo de la autopsia.

En dicho organismo supuestamente están a la espera de los resultados que aporte el laboratorio forense que analizó los restos de Raimundo Toledo.

Las partes implicadas esperan por los datos que determinen si la víctima falleció de muerte violenta (por los golpes dados por los acusados o la utilización de algún objeto contundente), o bien si se produjo por alguna causa natural, a raíz de la presión ejercida por las personas que lo retuvieron ilegalmente.

El móvil del trágico suceso, aún por aclarar

Hasta ahora, las cinco personas investigadas por este asunto (tres en prisión y dos en libertad) se han negado a prestar declaración ante la autoridad judicial. Es decir, que todavía no han expresado cuál era realmente su objetivo cuando esperaron, golpearon y retuvieron a Toledo frente a su vivienda. O por qué se dirigieron hacia el Sur de Tenerife y terminaron en la montaña de La Centinela (que separa Arona de San Miguel de Abona).

La venta de un terreno para un restaurante

El trágico suceso que acabó con la muerte de Toledo se produjo semanas después de que la empresa familiar que este lideraba lograra vender un terreno estratégico (en San Isidro, en el plan parcial La Jurada, muy cerca de la autopista) a una sociedad para la instalación de un restaurante de una conocida multinacional de comida rápida. El montante de esa operación se cifró en algo más de un millón de euros, pero una parte del dinero fue directamente a saldar las deudas de la empresa de Toledo.

Preocupación en la acusación popular

El criminólogo Félix Ríos, que coordina la acusación popular en este asunto, muestra su "profunda preocupación por el retraso en la emisión del informe definitivo de la autopsia, porque, en base a lo que dictamine y lo preciso que sea desde el punto de vista antropológico, puede ocurrir, incluso, que no se pueda demostrar una muerte homicida". Para Félix Ríos, esa posibilidad "sería nefasta para las acusaciones".

Sin un plan de escape previsto por los autores

El mencionado criminólogo tinerfeño asegura que, "de lo investigado, no queda claro exactamente qué se pretendía" por parte de los implicados, "al menos con el plan de secuestro de Raimundo Toledo". Para Félix Ríos, "de la reconstrucción de los hechos no se desprende que los presuntos autores tuvieran un plan de escape preestablecido".

Los restos aparecieron quemados parcialmente

El empresario granadillero era tío del actor y activista Willy Toledo. Los restos del propietario de la gasolinera PCan de la carretera de El Médano aparecieron parcialmente quemados en el interior de su propio vehículo, que fue lanzado en llamas por la montaña de La Centinela desde la carretera general del Sur (TF-28). La autopsia se inició el miércoles 16 de diciembre del pasado año. En un muro del núcleo costero de El Médano (Granadilla) todavía se puede leer una pintada en la que se solicita la puesta en libertad de Sandra.