> "No me preguntaron". Esta es la razón que ha dado el padre acusado de matar a su hija de 28 días para intentar justificar por qué no dijo nada en el hospital sobre el papel que le metieron en la boca. De hecho, cuando llegaron con la niña al centro cercano a su casa los médicos tuvieron que descubrir por sí mismos que el bebé tenía papel higiénico alojado en el esófago. La Fiscalía, en cambio, ha acusado al padre de saber que el papel que le estaba metiendo en la boca para que dejara de llorar mataría a la niña, y pide 20 años para él y 13 para la madre.

Los dos padres acusados de matar a su hija ahogándola con un papel para que se callara han intentado ofrecer en el juicio una versión distinta de lo ocurrido. El padre ha dicho que no intentó matarla con papel higiénico, sino que tenía una herida en el labio que intentó tapar, y en ningún caso han reconocido que sólo acudieron a Urgencias cuando ya sabían que estaba muerta, ni que salieran de casa con ella hacia el hospital para evitar que los encontrara la ambulancia que ya había salido hacia su casa. Su defensa se ha centrado en asegurar que actuó torpemente, pero sin intención de asesinarla.

El juicio contra Rubén C.O. y Esther S.D., acusados de asesinar a su hija de pocos días, ha servido para contrastar dos versiones distintas de lo ocurrido esa mañana. La Fiscalía ha relatado que el padre introdujo papel en la boca de la pequeña para que dejara de llorar, y lo empujó hacia el interior, ahogándola. Después, despertó a la madre, pero ninguno de los dos hicieron nada para salvar a la niña, y tan solo llamaron a Urgencias cuando sabían que la pequeña había muerto.

No fue esto lo que contaron a los médicos, sino que fingieron que aún estaba viva, que no sabían por qué no podía respirar y que necesitaban ayuda. El padre ha reconocido que la niña se tragó el papel, que él colocó "torpemente" en la boca. Pero el Ministerio Público ha explicado que ese papel tenía un grosor de 1,5 centímetros en su parte más fina y de dos centímetros en la gruesa.

"No le puse el papel para que se callara", ha asegurado el padre en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Sevilla. La Fiscalía ha calificado los hechos de "terribles", pero en cambio su abogado defensor ha solicitado la libre absolución de ambos porque "pudieron ser torpes, pero una cosa es ser torpe y otra un asesino".

El padre del bebé ha explicado que el día de los hechos, el 31 de agosto de 2009, se levantó en torno a las 6.15 horas para ir a trabajar a un polígono industrial de Torreblanca, y vio a su mujer que mecía al bebé en el pasillo del domicilio. Según ha explicado, la mujer estaba "muy cansada", por lo que cogió a la niña en brazos y se la llevó a un cuarto. Entonces, observó que sangraba "un poco" por la comisura de los labios, donde "le había salido una pupita" a consecuencia de la fiebre causada por una infección de orina que había padecido recientemente.

Según ha contado, empezó a limpiarla con toallitas. "No se cortaba la hemorragia, por lo que y decidí torpemente coger un trozo de papel higiénico, echarle alcohol, enrollarlo y ponerlo entre la encía y la boca", ha proseguido el padre. Tras ello, el bebé "se quedó más tranquilo", por lo que lo dejó boca arriba en la cuna y empezó a vestirse para ir a trabajar, pero "cuando me di la vuelta, en milésimas de segundo, el papel ya no estaba".

Según ha asegurado, intentó sacarle el papel a la niña pero no pudo porque tiene las manos "grandes", por lo que despertó a su pareja, "que también intentó" sacar el trozo de papel higiénico, usando incluso una pinzas. Antes de llevar al bebé a Urgencias del hospital Virgen Macarena, que se encontraba "a tres o cuatro minutos andando" del domicilio, el acusado llamó al 061 --llamada que ha sido escuchada íntegramente en el acto del juicio oral--, ya que el bebé "se estaba asfixiando, empezó a ponerse morado y hacía el intento de respirar pero no respiraba".

Desde el 061 dieron aviso para que acudiera una ambulancia, pero "los nervios se apoderaron de nosotros en esas circunstancias y salimos corriendo" a llevarla a Urgencias del Hospital Virgen Macarena sin esperar a que llegara la ambulancia. Una vez allí, "no dije nada del trozo de papel, porque no me preguntaron", y tras conocer que su hija había fallecido le entró un ataque de ansiedad por el que tuvo que recibir medicación.

Una versión similar ha contado la madre del bebé. Según ha explicado durante su declaración, en la que no ha dejado de llorar, sobre las 6,00 horas, estuvo dándole el pecho a su hija por espacio de diez minutos, y en ese momento el procesado se levantó "y me dijo que me echara un poco a dormir, y él se quedó con ella". "Al rato, me despertó gritando que la niña se había tragado un papel y me la llevó a la habitación, donde se lo intenté sacar" sin éxito, momento en el que la niña "estaba viva", ha asegurado.

La mujer ha exculpado al marido, que no le impidió ir "antes" al hospital ni se lo "prohibió". Cuando vieron que se estaba poniendo "morada, corrimos" hacia Urgencias del Hospital Virgen Macarena. "Corrí todo lo que podía, porque estaba nerviosa y me temblaban las piernas", ha dicho, y ha agregado que cuando su pareja le comentó lo del papel "no pensé que la situación fuera tan grave. También ha dicho que no vio sangre en la comisura de los labios de su hija.

LA VERSIÓN DE LA FISCALÍA

La Fiscalía ha dado otra versión. Según su escrito, a las 5,40 horas "y con intención de calmarla", Esther le dio una toma de lactancia materna, mientras que a las 6,00 horas fue el padre quien se hizo cargo de ella. Pero la menor "no dejaba de llorar", y el acusado cogió un trozo de papel higiénico y formó una masa compacta de papel, "introduciéndosela por la boca dentro del esófago para que la niña se callara, sabiendo que tal maniobra la asfixiaría hasta producirle la muerte".

Como la niña no se callaba, "empujó el trozo de papel al fondo de la garganta, llegando a bloquearle la tráquea y silenciando a su hija, que empezó a asfixiarse". Luego, la madre "vio que la niña, aún viva, no respiraba". Entonces, "la acusada, pese a la gravedad de la situación y consciente de que su hija podía morir, pues ya no respiraba y se estaba amoratando, en vez de acudir al cercano hospital permaneció en la casa con su pareja, dilatando aún más la urgente y necesaria asistencia vital que requería" la víctima, que falleció sobre las 6,15 horas. "Para evitar ser descubiertos, los acusados acordaron que Rubén llamara al teléfono de Urgencias a las 6,45 horas, simulando que su hija estaba aún viva pese a saber ambos que ya había fallecido", añade.

En el hospital, la niña "fue objeto de todo tipo de maniobras de resucitación posibles por los médicos pediatra, de urgencias e intensivista, incluyéndose una traqueotomía, resultando del todo punto inútiles para salvar al bebé". Tras ello, se comprobó que la menor tenía alojado dentro del esófago y bloqueándole la tráquea un trozo compactado de papel de un grosor de 1,5 centímetros en su parte más fina y más de dos centímetros en la más gruesa.