La investigación de la masacre de Tucson apuntaba hoy a que el acusado, Jared Loughner, planificó atacar a la congresista Gabrielle Giffords, aunque su errático comportamiento impide a las autoridades sacar conclusiones sobre los motivos, por ahora.

Hoy han comenzado a conocerse testimonios de compañeros de universidad de Loughner e informes policiales sobre su problemas con las drogas, un día después de que el detenido, de 22 años, compareciera aparentemente tranquilo ante un tribunal de Phoenix con el pelo y las cejas rapadas.

Según la investigación, la pistola semi-automática Glock que supuestamente utilizó en el atentado la adquirió en noviembre del año pasado y la munición la compró en unos grandes almacenes de Tucson la misma mañana del crimen.

Don Coorough, quien asistió a clases de poesía con el acusado en la Universidad de Pima County, dijo que Loughner tenía un extraño comportamiento por sus "reacciones impropias ante las emociones de los demás".

"Se reía ante cosas supuestamente tristes. No parecía estar al tanto de lo que ocurría a su alrededor", explicó Coorough a la cadena CNN.

El acusado fue expulsado de la Universidad en otoño de 2010 y para ser readmitido se le exigió "una certificación de salud mental en la que se asegurase que su presencia en la Universidad no suponía un peligro para él y para los compañeros", según los últimos datos difundidos por los medios.

En un registro policial en casa de Loughner se encontró un sobre con las palabras "lo planeé con antelación" y "mi asesinato" escritos en él, junto al nombre "Giffords".

Previamente, en 2007 Loughner participó en un encuentro público con Giffords a quien hizo una pregunta, cuya respuesta aparentemente no gustó al acusado.

Loughner quedó detenido sin posibilidad de fianza tras la audiencia de ayer, donde asintió ante los cinco cargos a los que se enfrenta y las posibles sentencias, entre ellas la de pena de muerte por los dos cargos de asesinato en primer grado.

El fiscal retirado Paul Callan explicó a CNN que es difícil que el abogado defensor pueda argumentar "un alegato de locura dada la cantidad de planificación que precedió al asesinato".

Sin embargo, los contradictorios e inconexos perfiles y testimonios que Loughner había colgado en sus cuentas de YouTube y MySpace no parecen aclarar sus motivaciones.

Las autoridades consideran a Loughner un joven con problemas mentales que, sin embargo, había planeado deliberadamente el asesinato de Giffords.

El doctor Steven Rayle, que se encontraba en el acto público de la congresista cuando ocurrió el ataque, afirmó hoy haber visto el rostro de Loughner cuando abrió fuego y señaló que "parecía muy determinado".

Por su parte, vecinos de los padres de Jared Loughner dijeron que están "destrozados" y que la madre "no para de llorar".

Wayne Smith, de 70 años, vecino de los Loughner, dijo a una cadena de televisión local que los padres del joven no hacen más que preguntarse "en qué hemos fallado".

Mientras tanto, la congresista Giffords continúa en estado crítico aunque los doctores revelaron en el parte médico de hoy que ya puede "respirar por sí misma" y que le "habían bajado la sedación".

Michael Lemore, neurocirujano del Centro Médico de la Universidad de Arizona en Tucson, donde está hospitalizada Giffords, señaló que hay que ser "extremadamente pacientes" con el proceso de recuperación de la congresista.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama viajará mañana a Tucson (Arizona) para participar en una ceremonia en homenaje a las víctimas del tiroteo, que causó seis muertos y catorce heridos.