Julio fue un niño de la Casa Cuna. Abandonado por sus progenitores a una edad muy temprana, carente de cualquier lazo afectivo que lo conectara con el mundo exterior, creció, estudió y acabó trabajando en este hogar de acogida que se convertiría, primero en su familia (o al menos lo más cercano a ella) y más tarde, en un su propio medio de subsistencia.

Cuentan sus compañeros que Julio fue un chaval con ciertas inquietudes, de los pocos que en aquella época decidieron estudiar, preocupado tal vez por un porvenir incierto y por la certeza de que llegada su mayoría de edad tendría que abandonar, por imperativo legal, el único "hogar" que había conocido en su vida. El mundo de fuera, incierto, competitivo, extraño, y en el que que carecía por completo de afectos, naturalmente le retornaba, como a otros muchos de sus compañeros, a ese sentimiento de desamparo primigenio.

Julio colaboraba en las tareas diarias del centro, conocía a la perfección la dinámica del día a día, ayudaba a los compañeros de menor edad en tareas educativas. Y, poco a poco, como se suele decir, se fue quedando. Primero como cuidador y más tarde, transcurridos los años, como técnico especial educativo, categoría que él reclamó por la vía legal dado su experiencia en el centro y los años de trabajo que lo avalaban.

Es cierto que su apariencia física, coinciden sus compañeros de trabajo, no lo acompañaba. Su aspecto de desaliñado, ciertos problemas de piel que podían causar rechazo, se suplían, sin embargo, con un trato cercano, afable, y de continua preocupación por los problemas e inquietudes laborales de los empleados "más desfavorecidos" del hogar de acogida, a quienes asesoraba e incluso animaba para que superaran su expectativas, informándoles de cursos o tramitándoles pequeñas mejoras. En definitiva, lo definen como una persona abierta y comunicativa.

Esa es al menos la opinión y el sentir de muchos de los que trabajaron con él, que no terminan de dar crédito a las graves acusaciones a las que ahora se enfrenta Julio, al que, en todo caso, señalan como verdadero nexo entre los trabajadores de la Casa Cuna y la empresa.