Suena Nube de hielo, la excelsa melodía del lanzaroteño Benito Cabrera, mientras los alumnos de cuarto de Primaria del Colegio Virgen del Mar transitan de manera ecléctica por toda el aula. Se trata de un momento en plena impartición de la asignatura denominada Emocrea, acrónimo de Educación Emocional y para la Creatividad.

El proyecto, instaurado en las Islas en el curso 2014/2015, cumple un lustro de vida activa y saludable. El área de libre configuración para la adquisición de competencias emocionales y creativas está plasmada dentro del currículo de Educación Primaria -Lomce-. Así, los alumnos de los colegios públicos, concertados y privados de Canarias que cursen entre primero y cuarto cuentan con dos horas semanales de la citada asignatura.

La iniciativa, pionera en España y con referencias pretéritas a nivel continental en centros de Gran Bretaña y Malta, podría tener su continuidad en los cursos de quinto y sexto de Primaria. Incluso, el grupo de investigación de la Universidad de La Laguna (Emocrea-ULL) que ha gestado el proyecto considera aconsejable que este abarcase la Educación Secundaria.

La música, ese "algo espiritual" capaz de "hipnotizar", según acuñó el inmortal Jimi Hendrix, jalona la mentada sesión que dirigen, con guante de seda, los profesores del colegio radicado en Santa María del Mar -Santa Cruz de Tenerife-. La relajación, que ayuda a la introspección, da paso a la expresión de emociones en voz alta o por medio de trazos a cuatro manos distintas sobre una simple hoja de papel, en el que la intuición cobra toda su relevancia. A la postre, las emociones y la creatividad flotan en el agradable ambiente.

Uno de los guías de la sesión es el profesor Martín Piñar. Con más de dos décadas de experiencia en la docencia, valora "la mejora" que ha supuesto la implantación de Emocrea en los últimos años. "Los chicos disfrutan mucho, se relacionan mucho más, aprenden a gestionar sus emociones y rinden mejor". Del mismo modo "es bueno para nosotros -los profesores- porque también tenemos que trasladar emociones".

Aunque el vigente currículo cercena la asignatura a partir de cuarto curso, el santacrucero Colegio Virgen del Mar es uno de los que aprovechan cualquier recoveco en el horario, como por ejemplo las tutorías o los inicios de las clases de otras materias. Es decir, implementa una formación transversal.

Adrián, alumno de sexto de Primaria, admite ser una persona "compulsiva", que ya "domina" su rasgo gracias a la propuesta. Es algo que también le "ayuda en casa", con respecto a la relación con su familia. A su compañera Paula Milena le ha servido para mitigar "el estrés", sobre todo en periodo de "exámenes. También he aprendido a controlar el miedo", reconoce.

Emocrea-ULL ha testado, a través de una sistemática recogida de datos -cristalizada en dos informes remitidos a la Consejería de Educación-, la buena influencia del proyecto en dos frentes: la adquisición por parte del alumnado de las competencias reflejadas en el currículo y la valoración del profesorado, en cuyas competencias emocionales se ha visto reflejado. La Agencia Canaria de Calidad Universitaria y de Evaluación Educativa se compromete a que la evaluación se extienda a toda la red de centros regionales.

Elena Kostiv, Paula Alonso, Mari Carmen Capote, Pilar Gil, Agustín Gorrín, Antonio Gómez, Raquel Domínguez y Carmen Hernández son los padres del proyecto: un grupo de trabajo coordinado por Antonio Rodríguez.

El profesor titular de Psicología de la Educación de la ULL señala que Emocrea es "objeto de observación" por otros entes, como por ejemplo la Fundación Botín. Rodríguez entiende que se trata de una "llave para abrir el cambio educativo en el sistema", a pesar de haber cumplimentado un primer año de implantación "convulso". No había "precedentes" y hubo que hacer una "oferta formativa" al respecto para el profesorado -Antonio Rodríguez ha publicado el libro Educaemoción: la escuela del corazón, concebido a modo de manual para estos-, además de "sesiones de motivación para las familias" implicadas.

Con todo, el profesor universitario reconoce que restan retos por alcanzar. "La comunidad educativa en general debe terminar de creerse esta propuesta. Estamos tocando el corazón de los niños", manifiesta.

Además, "hay dificultades derivadas del propio currículo: Las asignaturas tradicionales siguen teniendo mucho peso". Rodríguez se muestra crítico con el "enciclopedismo" existente. "De qué sirve que un niño sepa localizar Urano o Saturno, si no sabe controlar sus miedos", argumenta.

Emocrea "no puede suplir" la educación que cada niño debe traer en la mochila "desde su casa", aunque señala que sí existe un "efecto compensador" por medio de la iniciativa. "Tenemos los índices de pobreza más elevados del estado y los entornos no se pueden cambiar". Muchas veces, "el docente se ve desarmado. Lo que puede hacer es dar herramientas para que los propios niños puedan suturar sus heridas".