La tinerfeña Ana Katia Pérez Gil es sargento de la Guardia Civil y trabaja activamente por la igualdad en el seno de dicho cuerpo de seguridad. Está casada con un mando del Instituto Armado y es madre de dos niños. No tiene ascendentes familiares en la organización, pero ella, desde niña, quería formar parte de la misma y vestir de verde.

Su progenitora y tres hermanos son profesores. Sin embargo, ella prefirió seguir otro camino. Y después de acabar el Curso de Orientación Universitaria (COU) de entonces, empezó la que es su actual carrera profesional.

Ingresó en el cuerpo en 1993. Es natural de La Guancha y acudió al cuartel de Icod de los Vinos para formalizar su solicitud de incorporación.

Otras tres mujeres y cuatro hombres hicieron lo mismo aquel año. Recuerda que, entre las féminas que se presentaron por la provincia de Santa Cruz de Tenerife, solo ella superó la selección. Así formó parte del 10% de cupo asignado a su género.

Su madre la acompañó a Madrid a realizar el reconomiento médico y las pruebas físicas.

En los últimos 25 años ha tenido 16 destinos diferentes. El primero estuvo en Huesca. Ascendió a suboficial en 2009.

Katia Pérez señala que la Guardia Civil va a cumplir su 175 aniversario y advierte de que para que cualquier organismo perdure tanto tiempo ha tenido que producirse, de una manera u otra, una adaptación progresiva a los cambios de la sociedad.

En estos momentos, Pérez Gil ejerce como vocal del Comité para la igualdad efectiva de varones y mujeres en la institución creada por el Duque de Ahumada. Y lo hace en representación de la Asociación Escala de Suboficiales de la entidad.

Manifiesta con rotundidad que "la incorporación de la mujer fue uno de los grandes retos a los que se enfrentó el cuerpo a lo largo de toda su historia". Pero aclara que "queda todavía mucho trabajo por hacer, aunque se ha ido avanzando poco a poco".

En esa línea, plantea que "ahora estamos implicados en el Plan de Igualdad". Opina que, tras un diagnóstico exhaustivo, debe realizarse un análisis serio y riguroso de los datos que se obtengan en ese trabajo.

Entre otras cosas, cree necesario intentar saber por qué no acceden más mujeres al Instituto Armado.

Katia Pérez Gil también apuesta por conocer, entre otras cosas, qué tipo de funciones laborales realizan sus compañeras y qué aspiraciones tienen en el seno de la organización a día de hoy.

Explica que la Guardia Civil tiene 21 especialidades y en tres de ellas todavía no hay agentes femeninas: el Grupo Especializado de Actividades Subacuáticas (GEAS), la Unidad Especial de Intervención (UEI) y el Grupo de Acción Rápida (GAR). Estos dos últimos son equipos calificados "de élite".

La sargento Katia indica que este cuerpo de seguridad "es un reflejo de la sociedad y nuestro techo está en teniente coronel". Pero la mayoría del colectivo femenino en la institución integra la denominada escala básica (agentes).

Matiza que un parámetro para calificar de grupo minoritario a un segmento de su personal en algunas entidades consiste en que llegue al 20 o el 25 por ciento del total de los recursos humanos.

Pérez Gil señala que las mujeres representan el 7,25% de la Guardia Civil. Las agentes y cabos llegan hasta el 8,36% en su escala. Pero entre los suboficiales (sargentos, sargentos primeros, subtenientes y suboficiales mayores) desciende el porcentaje al 2,85%. Actualmente, en todo el país ejercen 20 brigadas, 37 sargentos primeros y 135 sargentos femeninas. Hay 17 mujeres comandantes y dos que tienen los galones de teniente coronel. Y eso en una organización integrada por 76.000 personas en total.

Pero advierte de que una cosa es haber ascendido y otra tener verdadera capacidad para tomar decisiones sobre un determinado número de subordinados. "En puestos de mando no hay tantas", matiza.

No obstante, las mujeres pudieron ascender a este cuerpo de seguridad hace poco más de 30 años. Y en tan pocas décadas no resulta sencillo lograr el anhelado equilibrio planteado en el Plan de Igualdad Efectiva.

Como muestra, dice que, sin contar las comisiones de servicio, únicamente dos guardias femeninas se hallan destinadas en el extranjero.

A la sargento le gusta recordar una anécdota con la Reina Letizia. Durante un acto oficial y mientras la esposa de Felipe VI departía con un grupo de profesionales del Instituto Armado, Katia se dirigió a ella para lanzar un mensaje claro: "Las mujeres en la Guardia Civil no solo tienen que estar, también tienen que mandar". Toda una declaración de intenciones.

En el Instituto Armado las mujeres cobran menos que los hombres. Y cambiar esa situación es otro de los objetivos que el referido Comité pretende alcanzar.

También lamenta que, a las agentes que lo tienen asignado, se les quita el complemento de productividad si la funcionaria tiene que coger una baja por riesgo en el embarazo o en los permisos de maternidad. Y comenta que, evidentemente, ese problema no lo tienen los varones.

Katia Pérez Gil insiste en que "no es entendible que se produzca esa brecha" entre hombres y mujeres. Y defiende la importancia de que todos los integrantes de la Guardia Civil reciban una formación en igualdad.

Advierte de que "todo lo que pido y proclamo lo doy a mi personal". Asegura que "tengo una concepción muy amplia en conciliación familiar y laboral; eso sí, dentro de la norma".