La presencia de la mujer es cada vez mayor en el sector hotelero de Tenerife. El colectivo no solo copa puestos tradicionalmente feminizados, sino que gana peso en la cúpula de los establecimientos. Sin embargo, su progreso parece tener límites: los derivados del tradicional "techo de cristal" -ese tope tácito que frena el ascenso-, pero también de un "laberinto de cristal" que las obliga a sortear barreras que para los hombres no existen.

Estas son algunas de las conclusiones del estudio El techo de cristal en la industria hotelera, promovido por el Cabildo tinerfeño, a través de la Fundación Insular para la Formación y el Empleo y el Desarrollo Empresarial (Fifede), y la Fundación General de la Universidad de La Laguna (FGULL). El laberinto de cristal supone, según las conclusiones del informe, que las mujeres tengan que recorrer un "tortuoso camino" que provoca que su trayectoria laboral se vuelva más compleja desde sus inicios o su etapa intermedia, en tanto que los hombres relatan un recorrido "más rápido, claro, con menos hitos de cambio, menos heterogéneo y más libre de diversos obstáculos que solo mencionan las mujeres".

El laberinto hace referencia a un conjunto de factores -organizacionales, de acceso y promoción en los que prima el género, subcualificación y exigencias diferenciales, presión social y familiar, ausencia de conciliación, expectativas diferenciales, ajuste de expectativas a la baja, autoatribución de papeles- en el que "muchas mujeres se pierden". Así, "algunas se quedan a mitad del camino que habían iniciado y para el que se habían marcado unos objetivos de éxito".

El estudio, basado en los datos aportados por los 20 hoteles de Tenerife que remitieron el cuestionario cumplimentado y por las entrevistas realizadas a 27 cargos de responsabilidad de los establecimientos alojativos, considera una "evidencia positiva" el hecho de que las mujeres accedan a puestos de máxima y media responsabilidad, aunque matiza que lo hacen "en menor medida que los hombres". En estas dos categorías, solo el 36% de los puestos los ocupan mujeres.

La presencia femenina se va reduciendo conforme se escala en la cadena de mando. Así, en el segundo nivel de jerarquía -subdirecciones y segundas jefaturas de departamentos-, ellas conforman el 37%. Pero en el caso concreto de las subdirecciones de los hoteles, son la mayoría -75% como subdirectoras, 50% como asistentes y adjunta de dirección-, un dato que rompe la tendencia general de los cargos de responsabilidad.

Puede pensarse que las subdirecciones son el paso previo a ocupar la dirección del establecimiento, pero en el caso de las mujeres no siempre es así, una clara señal de que han topado con su techo de cristal.

De los resultados del estudio se deduce que los directores masculinos "no han sido previamente subdirectores con tanta frecuencia como ellas". Además, la permanencia femenina en el puesto -que, en principio, debería ser "transitorio y promocional"- suele ser más larga que la de sus compañeros.

"Las mujeres no acceden a la dirección al nivel de los hombres, y los puestos en los que aparecen suponen retos específicos que pueden señalar la presencia de un laberinto de cristal que separa las trayectorias de hombres y mujeres en su distribución en los puestos intermedios y en la duración del período en el que transitan por ellos", concluye la investigación de Fifede y la FGULL.

Cuando se analizan las situaciones de las mujeres y hombres que dirigen hoteles se observa que ellas están mayoritariamente al frente de establecimientos de menor categoría y número de estrellas y más pequeños, "lo que deriva en un menor salario, reconocimiento, prestigio profesional y social y en menores oportunidades de promoción".

El estudio llama la atención sobre la existencia de departamentos en los que se detecta una "segregación horizontal" por sexos: el de mantenimiento, ocupado casi exclusivamente por hombres, a causa de "la persistencia de los estereotipos de género", y el de pisos y limpieza, donde ellos están "muy infrarrepresentados", aunque no tanto. En el primero, la presencia de mujeres es "nula"; en el segundo sí hay hombres, aunque en proporción "reducida" en los puestos de valets y en los de responsabilidad.

LAS CLAVES

El estudio. El Cabildo de Tenerife, a través de Fifede, y la Fundación General de la ULL han promovido el estudio El techo de cristal en la industria hotelera, elaborado a partir del cuestionario cumplimentado por 20 hoteles de la Isla y 27 entrevistas a cargos de responsabilidad.

Factores. El "laberinto de cristal" es un conjunto de factores externos e internos que explican que muchas mujeres "se pierdan" en su trayectoria hacia el progreso profesional.

"Más rápido y claro". En cambio, los hombres hablan de un recorrido "más rápido, claro, con menos hitos de cambio y más libre de diversos obstáculos que solo mencionan las mujeres".

Subdirectoras para siempre. Las mujeres parecen "atascarse", un puesto en principio "promocional" y por el que, curiosamente, muchos hombres directores no han pasado previamente.

"Algunos todavía buscan a su príncipe heredero"

Victoria López ha asumido recientemente la presidencia del Grupo Fedola, una de las principales corporaciones hoteleras del Archipiélago, un puesto que antes ocupaba su padre, Fernando López, en lo que se ha vivido dentro de la empresa como "una sucesión natural".

López admite que su padre le inculcó -al igual que a sus dos hermanas, vicepresidentas del grupo, del que asimismo forma parte su hermano- que tenía que "ser valiente" y afrontar retos y responsabilidades. Sin embargo, es consciente de que no todas las mujeres se han desenvuelto en las mismas condiciones educativas.

La empresaria coincide en la existencia de un "laberinto" que ralentiza o frena el progreso femenino en el interior de las organizaciones. "Vamos quitándonos obstáculos de encima y desarrollando el trabajo con más dificultades, en muchos casos, que los hombres", apunta.

Según López, la mayoría de empresarios del sector son "muy abiertos", aunque algunos de ellos "todavía buscan a su príncipe heredero". Confía en que el empresariado "se dé cuenta de que no tiene que tratar a las mujeres de forma justa porque lo diga una ley, sino por inteligencia".

Sobre su experiencia, asegura que no ha encontrado ninguna reticencia por el hecho de que una mujer ocupe la máxima responsabilidad de la empresa, aunque sabe que alguna "vieja gloria" llegó a "echarse las manos a la cabeza".

"Los hombres no quieren ser camareros de piso"

Son el colectivo laboral más feminizado de la cadena organizativa de los hoteles. Las camareras de piso, que durante los últimos años han protagonizado una constante lucha por la mejora de sus condiciones de trabajo, se llaman precisamente así porque son en un 98% mujeres. "No hay hombres que quieran trabajar como camareros de piso", constata Angelina Martín, presidenta de la asociación Camareras de Pisos de Canarias, quien remarca que estas profesionales tienen, además, que ocuparse de sus casas y sus hijos.

Foto de Quique Curbelo

La situación del colectivo es "precaria", denuncia Martín. "Mientras los hoteleros se han llenado los bolsillos -dice, en referencia a la etapa expansiva que ha vivido el sector durante los últimos años-, las condiciones laborales han empeorado y la sobrecarga de trabajo ha subido".

Las camareras de piso desarrollan un papel esencial en el funcionamiento de los establecimientos hoteleros. "Si no limpiamos, no se pueden vender habitaciones libres, y empatizamos con el cliente y le damos información". Sin embargo, Martín considera que estas trabajadoras no son tenidas en cuenta, hasta el punto de que llegan a parecer "invisibles".

Las "kellys" destacan que su objetivo no es jubilarse antes -una medida que ha sido planteada por las organizaciones empresariales y las administraciones-, sino que se dignifique su labor y se reduzca la sobrecarga de trabajo.