"Son las más ricas porque invierten más en I+D; no invierten más en I+D porque sean las más ricas". La frase, en relación a las comunidades autónomas que encabezan el ranking respecto al porcentaje del PIB (País Vasco, 188%, Navarra, 1,73%, y Madrid, 1,66%), la pronunció ayer el vicerrector de Investigación de la Universidad de La Laguna, Francisco Almeida. Lo hizo al presentar el balance de gestión cuando está a punto de finalizar el mandato del rector, Antonio Martinón, también presente y comparando el penúltimo lugar (0,5%) superando solo a Baleares. Almeida, quien ofreció un extenso y detallado resumen de la actividad de su departamento, cifró en algo más de diez millones de euros la cantidad que invierte la institución en este capítulo de la investigación.

Junto a la docencia, investigar

es la base del quehacer de las universidades y capacita igualmente para impartir clase. De hecho, aseguró que "donde no se investiga, no se considera universidad".

Dio algunos datos. Así, si la inversión nacional de I+D sigue en retroceso desde 2010, con una leve recuperación en los últimos tiempos y un promedio del 1,2% del PIB, en Canarias apenas alcanza el 0,5. Además, en los últimos cuatro años solo ha habido una convocatoria pública de proyectos, del Gobierno de Canarias, cuando en principio debería ser anual. Lo suple la iniciativa privada como las dos de ayudas al desarrollo de tesis doctorales, en 2015 y 2017, que han permitido financiar 45 contratos mediante 2,6 millones de euros: 1,8 a través del convenio con CajaCanarias y 800.000 con el acuerdo con CajaSiete.

El rector sentenció este parte de lo expuesto con una frase: "Durante la crisis, mientras en España se frenó la inversión, en Alemania aumentó".

El Vicerrectorado de Investigación se divide en cinco áreas: Investigación, Proyectos Internacionales, Análisis y Seguimiento de la Información, Transferencia de Resultados de la Investigación y Servicio General de Apoyo a la Investigación.

El vicerrector destacó el plan propio de ayudas con once tipos diferentes. Entre ellas, para la preparación de proyectos europeos, el desarrollo de prototipos o la publicación de artículos científicos en revistas en abierto. La media se mantiene en unos 1.200 anuales; el año pasado fueron 1.215.

En el apoyo a jóvenes investigadores hizo referencia a ayudas específicas para asistencia a cursos y seminarios, apoyo al desarrollo de tesis doctorales o bolsas de viaje para resultados en congresos y reuniones científicas.

El vicerrector también habló de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación, encargada de gestionar la transferencia del conocimiento hacia el entorno productivo y dividida en tres áreas: valoración, protección y desarrollo empresarial. Así, el área de valorización ha promovido en esta última época hasta un centenar de acuerdos con entidades públicas y privadas, de los que 44 se encuentran aún en trámite de negociación. En cuanto a la protección de las invenciones y su posterior negociación, en este periodo se ha prestado asesoramiento a más de un centenar de investigadores, al tiempo que se ha revisado la cartera de patentes, de las que han quedado 50 en vigor y, de ellas, diez han sido concedidas en 2018. En cuanto a desarrollo empresarial, la OTRI gestionó en 2018 la creación de la primera empresa de base tecnológica de la ULL.

Almeida se detuvo finalmente en el Servicio general de Apoyo a la Investigación, que aglutina 26 agrupados en cuatro divisiones: análisis elemental y molecular, caracterización de materiales y superficies, tecnologías biomédicas y apoyo tecnológico. En este servicio existe equipamiento científico único en Canarias, que además se ha visto renovado gracias a los fondos del FDCAN. Se trata de servicios de altas prestaciones, lo que ha permitido contar con certificaciones de calidad como al ISO 9001 en nueve, la ISO 17025 y el +400 puntos del EFQM, en todo el servicio.

Almeida glosó programas de ayudas a proyectos doctorales y de investigación, como el María Rosa Alonso; el Viera y Clavijo o el Agustín de Betancourt, que han permitido iniciar 60 con una dotación total en torno a seis millones de euros. La institución prevé que este año se convoquen 25 nuevos contratos por 1,5 millones gracias a un convenio con el Ministerio de Ciencia. Almeida precisó que se ha experimentado un importante salto cualitativo en la presentación de proyectos europeos, con 26 solicitados en 2017 frente a 102 al año siguiente. Sobre los de cooperación internacional en el área de la Macaronesia se ha pasado de solicitar 46 en 2016 a 49 en 2018, pero lo más relevante estriba en que si antes solo se lideraban 3 proyectos ahora la ULL pasa a encabezar 21. También se ha incrementado la participación en el programa Interreg Espacio Atlántico 2014/20. Así, en su segunda convocatoria la ULL ha presentado cuatro propuestas, dos como líder por primera vez. De las cuatro iniciativas se ha conseguido obtener financiación en la del área de riesgos geológicos territoriales.