Miles de estafados y un fraude de millones de euros a lo largo de dos décadas han quedado al descubierto en la investigación al Grupo Funerario El Salvador de Valladolid, que cambiaba en el momento de la incineración ataúdes de alta calidad por otros más baratos para revenderlos, al igual que hacía con las coronas de flores.

La operación Ignis se ha saldado por el momento con 14 personas detenidas, entre propietarios del grupo empresarial y empleados, acusados de estafa continuada y organización criminal y se ha intervenido casi un millón de euros en efectivo en el registro de la vivienda de uno de los directivos de la funeraria.

El fraude cobra especial importancia porque "toca la fibra sensible" de los ciudadanos cuando se sienten "más vulnerables", cuando pierden a sus seres queridos y el "ultraje es mayor" en el momento del "último adiós", resumió ayer en rueda de prensa la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones.

La operación se conocía a primera hora del miércoles, cuando a las ocho de la mañana 76 agentes de la policía nacional registraron los domicilios de los implicados y la sede de la funeraria, el tanatorio y el cementerio, donde están los crematorios, todos ellos propiedad de la misma familia, algunos de los cuales han sido detenidos junto a varios empleados.

Y solo es la primera fase de la investigación, según insistió el jefe superior de la Policía Nacional de Castilla y León, Jorge Zurita, ya que en esos siete registros, cuatro de ellos en domicilios particulares, se han intervenido ocho ordenadores, un servidor y numerosa documentación relativa al caso.