Candelaria vivió un día mágico; fue como el 15 de agosto, pero con los niños como protagonistas. Desde por la mañana, la pista de patinaje permitió deslizar en la plaza de la Basílica las primeras ilusiones, para seguir ya desde las cinco de la tarde con un parque temático de la ilusión. Era solo la antesala de lo que estaba por venir. La Villa Mariana sorprendió el año pasado con una acogida señorial y cuidada a la medida de los Magos de Oriente y esta edición no solo no defraudó sino que se creció.

Fueron dos horas y media intensas de juegos con una treintena de muñecos de la factoría Disney, donde el más reclamado fue un dinosaurio; los hinchables, la zona pirata... Con los nervios a flor de piel, ante la llegada de los Reyes, una voz en off anunció la presencia de sus Majestades en el pórtico del ayuntamiento; enfrente había un pequeestablo. Primero llegó Melchor, luego Gaspar y por último, Baltasar. Luego la alcaldesa dijo que los niños fueron buenos porque han hecho las tareas, no se han portado mal y son solidarios. Gaspar, por su parte, dijo que este año se han pedido pocos monopolis y advirtió que los padres juegan mucho con el móvil... Tal vez un guiño para quién podría ser el carbón. Y de ahí, a la Cabalgata a la plaza de la Basílica para dar las buenas noches a cada niño, cumplir sus sueños y despedirse hasta 2020.