El periodo navideño es sin duda un momento de comidas copiosas, excesivas y muy pesadas. Durante estos días, las mesas se llenan, en cenas y almuerzos, de langostinos, jamón curado, turrones y polvorones. Y aunque muchos se digan a sí mismos que una vez al año no hace daño, lo cierto es que pasarse de frenada es demasiado tentador estos días.

El nutricionista del hotel Bahía del Duque, Juan José González Santiago, por ello recomienda al menos tomar una pieza de fruta antes de la comida, ya que puede ayudar "a la digestión y a evitar las consecuencias de los excesos". Las mejores, la piña y la papaya, e incluso las uvas. Todas ellas se pueden integrar en una ensalada, que también puede estar sazonada con almendras, pasas o piñones. En este sentido también insta a evitar lo máximo posible los fritos, rebozados, el pan y los canapés.

El alcohol, por otro lado, ni probarlo durante la cena. "Los momentos ideales para consumir bebida son antes y después de la comida", explica González Santiago. Según el nutricionista, acompañar unos alimentos tan copiosos con una copita también puede costarnos la digestión. "Inhibe la asimilación de lo que comemos", remarca el especialista.

Pero uno de los riesgos más importantes de los excesos en esta época es el desarrollo de la gota. Esta enfermedad reumática produce dolor e inflamación en las articulaciones debido al cúmulo de ácido úrico en los tejidos que afecta especialmente a las extremidades al ser las que más frías están, como los pies. En este sentido son el marisco, la carne roja, los embutidos o el queso curado consumidos en grandes cantidades los que principalmente pueden provocar esta patología. No obstante, las bebidas azucaradas y la sal, junto a cualquier bebida con algo de alcohol, también pueden conducir hacia el mismo destino.

Por esta razón, el reumatólogo de Hospiten José Luis Rosales Alexander recomienda "mantener una dieta lo más equilibrada posible también en Navidad y si existe algún síntoma acudir pronto al médico para tratarlo lo antes posible". El nutricionista, por esta razón, insiste en la necesidad de "poner en el plato lo que te piensas comer", y una forma es colocar los platos con las guarniciones ya servidas. De esta manera, se evita comer hasta reventar, algo también contraproducente.

Si aún así comemos más de la cuenta, González Santiago aboga por aumentar la actividad física antes de irnos a la cama. Ya puede ser dando un paseo o incluso aprovechando el ambiente festivo para bailar, pero lo cierto es que hacer algo de ejercicio puede ayudar a nuestro organismo a hacer la digestión.

El ejercicio físico es otro punto al que entrar a valorar, ya que mucha gente decide dejarlo durante estas fechas para retomarlo después de Reyes o de Nochevieja, algo que suele verse reflejado en las suscripciones masivas a gimnasios. En este sentido, el nutricionista insiste en que se debe tener cuidado con dejar de hacer ejercicio, ya que la grasa se puede acumular más fácilmente en el tejido adiposo y luego ser perjudicial al retomar la actividad.

LAS INTOXICACIONES

La Dirección General de Salud Pública, adscrita a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias ha publicado varios consejos para prevenir toxiinfecciones alimentarias durante estas fiestas navideñas a la hora de elaborar alimentos en el domicilio.

Higiene ante todo. Para evitar la contaminación de los alimentos es imprescindible cumplir con unas pautas de higiene en la manipulación: lavado de manos frecuente y de forma obligatoria siempre después de ir al servicio; protegerse las heridas de las manos; mantener limpios los utensilios que se vayan a utilizar; y evitar cualquier contacto, directo o indirecto de los alimentos crudos con los alimentos cocinados o preparados.

Con el calor suficiente. Durante el cocinado se debe aplicar calor suficiente para garantizar la destrucción de posibles gérmenes causantes de enfermedad. Particularmente peligrosas son las carnes de aves y las carnes picadas queden crudas o poco hechas.

Fuera de la nevera, más cuidado. La temperatura ambiente elevada favorece la rápida multiplicación de las bacterias y la formación de toxinas en los alimentos. Cuando los alimentos cocinados o preparados no se vayan a consumir de inmediato es imprescindible mantenerlos en caliente o conservarlos en frío.

Servir caliente. Los alimentos cocinados que se conserven en frío deben ser calentados con rapidez antes de su consumo y alcanzar una temperatura igual o superior a 65°C en el centro interno del alimento.

Precaución con los crudos. Los alimentos que se consumen en crudo o poco hechos suponen un mayor riesgo, dado que estos alimentos no se benefician del efecto germicida del calor del cocinado. Por ello se deben tomar precauciones especiales, como comprar las materias primas en buenas condiciones de frescura.

Ojo con los huevos. A la hora de manipular los huevos frescos hay que tomar ciertas precauciones como guardarlos en el frigorífico y evitar que los huevos crudos entren en contacto con otros alimentos.