Cuatro personas migrantes, con orígenes, periplos y perfiles distintos, desde la huida política y económica de África a España a su salida por motivos profesionales, pusieron ayer rostro a la migración y advirtieron del auge de la xenofobia y de que "aún queda mucho por hacer".

Nicole Ndongala, James Eduardo Díaz Otero, Mohammed Taroré e Irene Revuelta protagonizaron la charla coloquio "Historias de Vida", con la que la Secretaría de Estado de Migraciones conmemoró el Día Internacional del Migrante.

La secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, puso cifra a este fenómeno: en el mundo hay 260 millones de migrantes, el 3,4% de la población mundial.

El periodista Nicolás Castellano moderó este debate en el que se abogó por una migración "ordenada y regulada" y se llamó a "eliminar estereotipos".

De ello habló Nicole Ndongala, directora general de Karibu, la misma ONG que la ayudó cuando llegó a España hace ya 20 años, huyendo de la violencia en su país, la República Democrática del Congo.

"Salí de mi país en 1998 por lo que pasó en Congo y está pasando en muchos países africanos: cuando tenemos elecciones, siempre terminan en drama", explicó Ndongala, quien advirtió del aumento de las agresiones a extranjeros.

El maliense Mohammed Taroré llegó en patera a Tenerife en 2008. "Nos dijeron que íbamos a un barco y pensamos que era grande", rememoró Taroré sobre un viaje en el que se hacinaron 61 personas en una barcaza que llegaría a Canarias, aunque después él pasaría por Málaga, Sevilla y Barcelona hasta asentarse en Cartagena.