Un equipo internacional liderado por la Universidad de Yale, en el que participan investigadores del Instituto de Biología Evolutiva --centro mixto de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Csic)--, ha identificado dos periodos del desarrollo neurológico que diferencian a los humanos de otros primates y que podrían dar lugar a la aparición de las capacidades cognitivas.

El estudio, publicado este miércoles en ''Science'', revela que las capacidad cognitivas superiores de los humanos se desarrollan en el periodo embrionario y en la infancia, gracias a la gran plasticidad neuronal que las caracteriza, según ha informado el instituto en un comunicado.

"El feto humano desarrolla su cerebro durante un mayor periodo de tiempo que los macacos, superándolo en diversas semanas. Además, el sistema neuronal de los niños humanos madura más lentamente y durante un mayor periodo de tiempo que el de los macacos", ha explicado el investigador Tomàs Marquès-Bonet.

Ha asegurado que esta maduración más pausada podría aportar una mayor plasticidad neuronal a los humanos durante su infancia, permitiendo una mayor habilidad para el aprendizaje, la memoria y la percepción sensorial, "todos ellos rasgos de una capacidad cognitiva del más alto nivel".

Para identificar el origen de la divergencia entre especies, los investigadores analizaron a nivel de neuronas individuales casi 800 muestras de tejido de 16 regiones del cerebro en cerebros prenatales y posnatales procedentes de 26 de macaco, 36 de humano y cinco de chimpancé.

La investigación, financiada por National Institute of Health de Estados Unidos y la Obra Social La Caixa, también reveló que diversos genes relacionados con el riesgo a sufrir desórdenes neuropsiquiátricos exhiben diferencias a su expresión en humanos y macacos.

En particular, los genes relacionados con la aparición del autismo, el trastorno de déficit de atención, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión, el Alzheimer y el Parkinson parecen diferenciarse de los de otros primates: "Estos genes apuntan a periodos de desarrollo concretos, arrojando luz sobre cómo y cuándo pueden aparecer estos desórdenes en humanos", ha dicho Marquès-Bonet.