Nereyda Sánchez Arteaga y María del Carmen Acosta Rodríguez se conocieron esta semana, justo cuando EL DÍA acudió a la vivienda de la segunda en Santa Cruz para realizar este reportaje. Vive sola, tiene 91 años y desde hace algo más de uno forma parte de las 1.229 personas mayores que participan en el proyecto de Teleasistencia de Cruz Roja en el municipio (más de 3.000 a nivel provincial). Ese día se vieron por primera vez, pero por María del Carmen y su vida cotidiana ya han pasado varias "nereidas" que le han dejado un recuerdo "maravilloso" por su inestimable ayuda.

Nereyda acude a la cita con una compañera, Sonia, que está en periodo de aprendizaje y permanece en un segundo plano.

Carmen subraya que "los jueves viene una chica que hace las compras grandes y me ayuda con la cama porque tengo problemas de cadera". Aunque está bastante lúcida, de resto depende de Cruz Roja y "muy a gusto".

Luce un colgante con un botón, el "botón de la vida", con el que incluso se puede bañar. Solo con pulsarlo queda conectada con una centralita que valora y deriva los servicios según la necesidad. Cada día le preguntan desde allí cómo está. Lo hicieron esta vez a las 9:29 con respuesta de Nereyda: "Todo correcto".

Carmen valora: "Me lo plantearon, lo consulté con la familia y adelante". Lo asegura quien es desde hace años socia de la organización humanitaria. Ahora "no me pierdo una que organice Cruz Roja", dice.

El protocolo establece, explica la voluntaria -venezolana, con experiencia en unidades geriátricas en su país y dos años en el servicio- que "las llaves, un doble juego, las tenga siempre algún familiar o vecino que no viva en la casa".

Su misión es visitar dos veces por semana a los usuarios según zonas. Al final lo hace con unos diez cada siete días. Asegura que "ofrecemos, aparte de la teleasistencia en sí, talleres, paseos o excursiones para que se sientan bien y salgan de las cuatro paredes de siempre. O derivaciones tanto a la trabajadora social como a profesionales como psicólogos. Depende del problema".

Nereyda recuerda que "Teleasistencia Domicilaria de Cruz Roja también realiza acompañamientos en transporte adaptado para los usuarios. Se trata de ir a buscarlos a sus domicilios, acompañarlos a su cita médica y que regresen sanos y salvos a casa".

Añade que "desde el ayuntamiento nos remiten a los usuarios de muy bajos recursos para que en cinco días les visitemos para comprobar si reúnen las condiciones para estar en el proyecto".

Cruz Roja facilita materiales y equipos como camas articuladas, sillas de ruedas o taca-tacas a cambio de un pequeño depósito de 5 euros que se recupera cuando se devuelven.

Carmen teje desde joven y ahora está inmersa en la labor de "una colcha para regalar a una bisnieta -tiene dos, otras dos que nacerán en enero, cinco hijos y nueve nietos-". Rechaza de plano la posibilidad de ir a una residencia: "Alguien me lo ha dicho y no le contesto como quisiera por educación". Recuerda y siempre lleva consigo a su marido, Nemesio, compañero durante 67 años. "En enero hará tres de fallecido" apostilla. La casa esta llena de recuerdos gráficos suyos y de escritos porque esta mujer también escribe -y bien- en sus ratos de ocio.

Nació en la Cruz del Señor, fue bautizada en La Concepción, ha vivido en El Toscal y ahora lo hace en el entorno de la plaza Weyler. Esta ama de casa manifiesta ser "muy alegre, pese a que la vida me ha dado golpes muy duros, pero hay que seguir adelante. Y volvería a vivir la vida que viví, aunque hubiese querido estudiar porque como mínimo hubiera sido médico (se ríe) pero lo tuve que dejar a los 11 años. Éramos siete hermanos y diez en casa".

Con Nereyda la conexión es inmediata. Besos, caricias, cotejo de ropa.... Una relación que ha tenido con todos y todas los que han llegado desde Cruz Roja. La voluntaria reflexiona: "Claro que hay casos que te llegan, algunos duelen y más cuando sucede lo peor, algo horrible en lo que nunca piensas pero pasa. Los mayores hacen que te sientas bien aunque veas problemas de soledad extrema o enfermedades".

Protocolo de actuación

El TEA acogió recientemente las "I Jornadas Técnicas sobre Buen Trato hacia las Personas Mayores: una visión positiva de intervención", organizadas por Cruz Roja, en las que participaron cerca de 200 personas. El objetivo de estas jornadas, las primeras que se realizan en la isla en esta materia, fue facilitar un espacio con el fin de afianzar las buenas prácticas entre los profesionales que intervienen con los mayores, el buen trato y los derechos de este colectivo en la sociedad actual, además de reflexionar sobre los nuevos perfiles. Las ponencias incidieron en el concepto de "Buen Trato", el marco normativo, los cuidados al final de la vida o el significado del término envejecimiento. Esta acción se suma a la amplia labor que desarrolla Cruz Roja Española con este colectivo. Cada año atiende a cerca de 230.000 personas mayores a través de diferentes proyectos.